El pasado jueves, las oficinas de Zinkgular se convirtieron en el epicentro de un debate crucial para el futuro del entorno laboral: el bienestar organizacional. En esta mesa redonda, moderada por el CEO de Zinkgular, Francisco Hidalgo, participaron cuatro referentes en el ámbito del liderazgo y el bienestar en las organizaciones: Sergio de la Calle, María Álvarez de Linera, Miguel Ángel Xifra y Elisa Errea.
Durante el evento, se exploraron desde las definiciones de bienestar hasta las prácticas necesarias para construir culturas laborales más humanas y sostenibles.
Una visión multifacética del bienestar
La conversación arrancó con una pregunta esencial: ¿qué entendemos por bienestar? María Álvarez de Linera lo definió como «balance y equilibrio», mientras que Elisa Errea introdujo un matiz importante: «Contribución. Corremos el riesgo del well-washing. No se trata solo de implementar gimnasios y fruta, sino de no empeorar lo que ya viene bien de casa. El trabajo no está para pasarlo mal».
Por su parte, Sergio de la Calle destacó que el bienestar no es único, sino múltiple: «Hay distintos tipos de bienestar: psicológico, emocional y físico. Lo fácil es implementar la parte física, pero el verdadero desafío está en el bienestar psicológico y emocional». Miguel Ángel Xifra completó esta idea con una reflexión contundente: «El bienestar es que no haya malestar. No podemos resolver todos los problemas personales, pero las empresas deberían garantizar que no se añadan más».
Francisco Hidalgo aportó una visión global: «El bienestar debe verse como una cultura que va más allá de lo superficial. Es un grado de conexión con los compañeros, un liderazgo no tóxico y un trabajo que se integre en la vida sin forzarlo».
Liderazgo y bienestar: una relación indisoluble
Uno de los temas centrales de la mesa fue el papel del liderazgo en la creación de entornos saludables. Según Xifra, el líder debe ser «alguien al que la gente sigue, que predica con el ejemplo y establece prioridades claras, como no quemarse mientras se logran los objetivos».
Hidalgo añadió que el liderazgo debe estar alineado con valores de confianza y humildad, destacando la importancia de fomentar el buen humor en las relaciones laborales: «Reconocer y dar espacio a las ideas de todos genera un ambiente de confianza que impacta directamente en el compromiso del equipo».
Errea subrayó la necesidad de escuchar y preguntar en las organizaciones: «Hay que perder el miedo a preguntar cómo están las personas. El estrés y el burnout son los puntos de dolor más comunes, y la solución empieza por identificar hábitos saludables tanto a nivel individual como organizacional».
Tecnología: ¿aliada o enemiga del bienestar?
En un mundo cada vez más digital, la tecnología fue otro tema relevante del debate. Álvarez de Linera señaló que, aunque la digitalización puede aumentar la eficiencia, también perpetúa la desconexión emocional: «Aunque estamos haciendo ejercicio o descansando, muchas veces nuestra mente sigue en el trabajo. Esto refleja que la tecnología, en lugar de liberarnos, nos mantiene en una rueda de hámster constante».
Errea aportó un dato clave: «El mayor enemigo del bienestar es el móvil. Nos roba atención, paz y hasta horas de sueño. Gestionar su uso es una de las acciones más efectivas para mejorar el bienestar».
Compromiso y bienestar: un círculo virtuoso
Según Hidalgo, el bienestar tiene un impacto directo en el compromiso del equipo, lo que él considera un «superpoder organizacional»: «Cuando te sientes cuidado, trabajas con más ganas, y eso se traduce en productividad y resultados».
De la Calle reforzó esta idea al destacar la importancia de los límites personales: «A menudo hablamos de malos jefes, pero no de la autoexplotación. Saber decir ‘no’ y establecer límites es clave para nuestro propio bienestar».
Retos para el futuro: invertir en tiempo y energía
La mesa concluyó con un consenso: construir una cultura de bienestar requiere una inversión significativa, no en dinero, sino en tiempo y energía. Xifra lo resumió de manera directa: «El bienestar requiere que dediquemos tiempo y energía a construir relaciones de confianza y a enfrentar los desafíos emocionales del equipo».
Para Álvarez de Linera, el camino hacia una verdadera cultura del bienestar pasa por conocer a las personas que forman la organización: «Esto no se logra con encuestas masivas. Se trata de establecer dinámicas de conversación, de saber qué necesitan las personas y cómo podemos construir juntos un entorno mejor».
Una llamada a la acción
El evento cerró con una reflexión de Hidalgo: «El bienestar no es un lujo, es una estrategia clave para el éxito organizacional. Tratar a los empleados como seres humanos, y no como recursos productivos, es el primer paso hacia una empresa más comprometida, saludable y eficiente».
Zinkgular reafirma así su compromiso con la mejora de la experiencia del empleado, invitando a las organizaciones a unirse a este cambio cultural.