El mundo laboral suele entenderse en términos de productividad, rendimiento o desempeño. La eficiencia se define según el análisis de datos, el coste-beneficio, el rendimiento o las estrategias. Sin embargo, a menudo olvidamos que la base de las empresas son las relaciones entre las personas.
La calidad de la comunicación de una organización marca la diferencia entre que sea saludable o esté en riesgo. La comunicación eficiente incluye a todas las personas de la empresa, independientemente de su función, y va más allá de compartir información, dar instrucciones o feedback; implica significados compartidos (Robbins y Judge, 2017), disponibilidad, transparencia y honestidad.
A continuación, daremos un breve repaso a las barreras de comunicación más comunes, las acciones preventivas y las buenas prácticas para mejorar la comunicación de arriba-abajo, de abajo-arriba y de forma lateral en las empresas. Esta información está basada en el manual de comportamiento organizacional de Robbins y Judge (2017):
Barreras de comunicación:
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Relacionadas con la estructura de la empresa, clima y cultura:
- Filtrar la información
Filtrar y manipular la información para que se perciba como positiva es una práctica que puede estar motivada por el deseo de complacer a los demás, obtener beneficios personales o actuar por miedo. Esta conducta es común en empresas competitivas, jerárquicas o con líderes autoritarios, donde presentar resultados negativos puede conllevar pérdidas personales. Sin embargo, este comportamiento implica riesgos económicos, legales y sociales.
Prevención: Cambiar de una cultura de búsqueda de culpables a una cultura de búsqueda de soluciones. Optar por un liderazgo colaborativo.
- Silencio
El silencio es, en sí mismo, un mensaje que puede surgir por diversos motivos, como el miedo, la falta de interés o conocimientos, el exceso de información o, en algunos casos, la ansiedad social. Esta actitud impide identificar riesgos, discriminaciones o comportamientos contraproducentes.
Prevención: Cambiar de una cultura de competitividad, culpabilización e incentivación negativa a una de colaboración, apertura de ideas y desarrollo de las personas.
- Mentiras
Las mentiras pueden tener como motivación la ganancia personal, el deseo de evitar consecuencias negativas u ocultar la falta de competencia. Existen varios mitos sobre las mentiras, y uno de los más dañinos es la creencia de que la mayoría de las personas pueden detectar cuándo se les miente; signos como evitar el contacto visual o parecer dudoso/a suelen considerarse sospechosos, aunque también pueden reflejar timidez o inseguridad.
En realidad, identificar mentiras es muy difícil y suele ser cuestión de azar, ya que las personas que mienten tienden a evitar ser descubiertas, mirando a los ojos, hablando con confianza y mezclando mentiras con datos verdaderos. Como dato curioso, se miente más por teléfono y en canales temporales que en interacciones cara a cara o en comunicaciones permanentes. Las mentiras suponen riesgos económicos, éticos y posibles daños a terceros.
Prevención: Fomentar una cultura de transparencia y colaboración, con baja tolerancia hacia los comportamientos contraproducentes.
- Rumores
Los rumores son información sin base en evidencias que puede originarse a partir de malinterpretaciones, errores o manipulaciones y propagarse por la organización. Aunque a veces pueden ser intencionados y dirigidos, en muchas ocasiones surgen de forma espontánea en situaciones de incertidumbre, inseguridad o miedo, proporcionando explicaciones para llenar los vacíos de información.
Prevención: Fomentar una cultura de transparencia y certidumbre.
2. Relacionadas con nuestras características psicológicas:
- Comunicación excesiva
La comunicación excesiva se da cuando se recibe más información de la que se puede gestionar, como mensajes incoherentes o desorganizados y constantes interrupciones por diferentes canales. Esto suele deberse a una falta de estructuración organizacional y/o a una baja capacidad de comunicar, con explicaciones y reuniones largas y frecuentes, además de la expectativa de estar siempre disponible. Este exceso produce estrés, fatiga psicológica y desmotivación, con el riesgo de prestar atención superficial, ignorar o incluso olvidar información, lo que reduce el rendimiento, retrasa proyectos y disminuye la calidad del servicio.
Prevención: Organizar la comunicación a nivel de empresa, estructurando los sistemas, implementando guías de comunicación eficiente y formando al
personal en las buenas prácticas. Fomentar el uso de mensajes cortos, concretos y relevantes.
- Características personales, sesgos
Interpretamos la información en función de nuestras características personales: expectativas, estatus, nivel de conocimientos, idioma, proyecciones, edad, etc. En consecuencia, no hay una realidad única, cada persona interpreta en función de su propio contexto y crea su propia narrativa personal. Aunque, en general, tenemos la ilusión de que nuestra comunicación se interpreta según nuestra intención y que las expresiones que utilizamos son conocidas por nuestros interlocutores/as, esto es una ilusión que nos permite ser funcionales, pero que hay que tener en cuenta para prevenir malentendidos.
Prevención: Concienciación de las diferencias entre las personas y cómo pueden influenciar la interpretación. Comprobar que nuestro mensaje se ha entendido de forma adecuada.
- Emociones
Las emociones influyen en el nivel de información que somos capaces de procesar y cómo lo hacemos. Así, las emociones extremas (euforia o desesperación) dificultan el análisis racional. Los estados emocionales negativos aumentan la desconfianza, mientras que las emociones positivas facilitan la apertura hacia los argumentos de los demás.
Prevención: Fomentar una cultura de bienestar, apoyo y colaboración.
Buenas prácticas en la comunicación laboral:
- Comunicación ascendente (de supervisados/as a supervisores/as):
–Evitar la “comunicación excesiva” presentando:
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- Resúmenes concisos.
- Datos
- Planes de acción que vinculen problemas con
-Recordar que la forma de comunicar es tan importante como el mensaje:
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- Al presentar información negativa, mantener una actitud
- Ofrecer soluciones y solicitar orientación cuando sea
- Comunicación descendente (de supervisores/as a supervisados/as):
-Para temas importantes, realizar reuniones presenciales en lugar de comunicación
-Ser breve y conciso/a en la comunicación.
-Explicar el “por qué” de las instrucciones para motivar y facilitar el
-Hacer explícitos los objetivos
-Considerar la opinión del equipo para fomentar el sentido de pertenencia y colaboración.
- Todo el personal, independientemente de su función:
A nivel general:
- Conocerse, para identificar los sesgos personales
- Adaptar la comunicación, con palabras y contenidos que resulten familiares a los interlocutores/as.
- Obtener otros puntos de vista antes de hacer juicios de valor, llegar a conclusiones o tomar decisiones.
- Fomentar un clima de respeto mutuo, honestidad y transparencia.
A nivel cognitivo:
- Presentar datos y hechos objetivos.
- Diferenciar entre interpretaciones y datos.
- Optar por comunicaciones breves y concisas.
- Proponer actuaciones concretas y posibles.
- Proponer planificaciones paso a paso y con línea temporal.
- Dar ejemplos, facilitando la comprensión.
- Comprobar que se ha entendido el mensaje.
- Enfoques multisensoriales facilitan el procesamiento de la información.
- Repetir las cosas facilita que se recuerden.
Referencias:
Robbins, S. P. & Judge, T. A. (2017). Communication. In Organizational Behaviour
(pp.380-417). Pearson