Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, las personas pasamos hasta el 90% de nuestro tiempo en espacios interiores, ya se trate del hogar, la oficina o de otros entornos públicos y privados.
Para mejorar nuestro bienestar en interiores, el Parlamento Europeo ha revisado recientemente la Directiva sobre eficiencia energética de los edificios (EPBD), que ahora incluye también un clima interior saludable (IAQ) como prioridad, por lo que es recomendable implantar soluciones que faciliten su control.
Desde el polen hasta la contaminación atmosférica, los contaminantes del aire interior pueden afectar a cualquier persona, con efectos perjudiciales que incluyen la gripe estacional, las alergias o el asma y síntomas como tos, dolor de cabeza y falta de concentración. Johnson Controls, líder mundial en edificios inteligentes, saludables y sostenibles, desvela cinco claves para mejorar la calidad del aire y el bienestar en la oficina a través de la tecnología:
- Ventilación. Existe una correlación directa entre ocupación, calidad del aire y sostenibilidad. Las personas respiramos una media de 000 veces al día, por lo que las tasas de ventilación deben adecuarse al número de personas en cada sala o edificio. Con una estrategia de HVAC medible y adaptable que controla la ventilación en función de los niveles de dióxido de carbono (CO2), las tasas de ventilación se pueden ajustar a medida que el CO2 aumenta o disminuye de acuerdo con la ocupación, ahorrando energía y mejorando la calidad del ambiente.
- Temperatura y humedad. También es crucial controlar los niveles de temperatura y humedad dentro del edificio. Cuando la humedad es demasiado baja, puede causar picazón en la piel y los ojos y erupciones cutáneas. Cuando resulta demasiado alta, puede empeorar los síntomas del asma y las alergias y facilitar el crecimiento de moho. Utilizando un sistema IAQ, sensores IoT y un software de gestión de edificios en conjunto, la temperatura y la humedad se ajustan en función de cada necesidad.
- Filtración. Mientras la ventilación ayuda a reducir los niveles de CO2, un sistema de filtración de aire puede eliminar virus y partículas en el aire. Con las últimas tecnologías de aire limpio, se capturan más del 99% de los patógenos transportados por el aire antes de que entren en la atmósfera del edificio.
- Desinfección. El aire que pasa por los conductos de ventilación también debe desinfectarse para garantizar que esté limpio y sea seguro para respirar, utilizando métodos como la desinfección mediante radiación ultravioleta cuyos efectos ionizantes eliminan la mayoría de las bacterias.
- Monitorización. Un equipo defectuoso o que funciona mal puede marcar la diferencia entre los ocupantes de un edificio: respirar aire limpio o aire no saludable. Al integrar la tecnología de aire limpio y las soluciones de monitorización, las empresas pueden analizar constantemente su desempeño para estar al tanto del mantenimiento, así como realizar mejoras en su estrategia. La monitorización con tecnologías de control inteligente también permite predecir los niveles de uso de los espacios para reducir el consumo energético.
Un flujo constante de aire limpio no sólo mejora el bienestar en la oficina, sino que puede aumentar la productividad hasta en un 11% según el Consejo Mundial de Construcción Ecológica. Como señala Andrea Vallejo, Vicepresidenta y Directora General de Johnson Controls para el Sur de Europa, “los edificios son sistemas dinámicos que cambian según el clima, su ocupación y uso. Propietarios y gestores de oficinas tienen una doble misión: mejorar la eficiencia operativa y la sostenibilidad de los sistemas críticos –iluminación, HVAC y energía– para reducir el consumo energético y las emisiones de CO2 y lograr a su vez que los espacios sean más saludables para sus ocupantes”.