Seguro que alguna vez te has preguntado: “¿Por qué están todos los bares y terrazas llenos si cada vez nos cuesta más llegar a final de mes?” Aunque pueda parecer una conclusión simplista, muchos economistas también están pendientes de cómo evoluciona la recuperación social, económica y psicológica. En el cambiante panorama de las marcas, Vivofácil ha analizado los principales motivos por los que las estrategias de fidelización de clientes y empleados están siendo redefinidas ante un nuevo tipo de consumidor y empleado. Se llaman “consumidor divergente” y “empleado divergente”. Y están siendo condicionados por la «ambición silenciosa» y la «diverflación». Una nueva forma de entender el consumo y el trabajo aunque las cosas vayan mal.
La ambición silenciosa: Cuando el mejor líder es el que mejor concilia
La «ambición silenciosa» (o «quiet ambition» en inglés) se ha convertido en un fenómeno que está remodelando la dinámica interna de las empresas. Este concepto, que se refiere a la búsqueda discreta pero constante de crecimiento y logros personales, está ganando fuerza entre empleados que priorizan el equilibrio entre la vida laboral y personal. A diferencia de la ambición tradicional, que se caracteriza por la visibilidad y el ascenso rápido en la jerarquía, la ambición silenciosa se manifiesta de manera más sutil y autónoma.
Esta tendencia supone un desafío significativo para las estructuras de liderazgo tradicionales, que a menudo dependen de la motivación externa y la competencia visible para identificar y promover el talento. Los líderes deben adaptarse a un nuevo paradigma donde el desarrollo profesional y la fidelización de los empleados pasan por entender y apoyar estas ambiciones más introspectivas y menos evidentes. Las empresas que logren alinearse con este cambio podrán retener a sus mejores talentos y fomentar una cultura de crecimiento sostenible.
Diverflación: el auge de las experiencias
En un contexto de inflación prolongada, se podría esperar una contracción en el gasto de los consumidores. Sin embargo, lo que estamos observando es el auge de la «diverflación», un término que describe la tendencia creciente de las personas a invertir en experiencias, incluso cuando el gasto se dispara. A pesar de que todo es más caro, el ocio vive su mejor momento, y la demanda de experiencias sigue en alza.
Esta tendencia, de la que se han hecho eco medios como Business Insider, está impulsada por un deseo colectivo de «vivir el ahora». Si la principal motivación del empleado divergente no es la económica, para el consumidor divergente, en lugar de centrarse únicamente en la acumulación de bienes materiales, los momentos de disfrute y conexión tienen un mayor valor. Esto representa una oportunidad única para las marcas que buscan fidelizar a sus clientes a través de experiencias memorables y personalizadas. Al ofrecer vivencias que resuenen con los valores y deseos actuales de los consumidores, las empresas pueden construir relaciones más profundas y duraderas.
Ya en 2020, se hablaba de un resurgir de los “felices años 20” tras la pandemia. Y aunque todas las transformaciones se han acelerado más rápido que nunca, lo cierto es que la conciliación de la vida laboral con la vida personal y familiar están en la lista de prioridades de todo el mundo, al igual que el bienestar emocional y la salud mental han tomado un protagonismo como nunca.
Este nuevo escenario supone un cambio en las estrategias de fidelización de clientes y empleados. En 2025 el éxito futuro dependerá de la capacidad de las empresas para reconocer y apoyar tanto la ambición silenciosa de sus empleados como el deseo de experiencias significativas de sus clientes.