El desempleo estructural en España es un problema persistente que impacta de manera significativa al mercado laboral y está profundamente ligado al paro de larga duración. ASEMPLEO advierte de que existe, además, un indicador aún mucho más preocupante, que es el desempleo de muy larga duración -personas que llevan más de cuatro años sin trabajo-, que afecta en la actualidad a 585.000 personas, lo que representa el 20,5% del total de la población desempleada en España (según el último dato disponible, correspondiente al primer trimestre de 2024).
La asociación de Agencias de Empleo y Empresas de Trabajo Temporal (ETT) subraya cómo estas personas enfrentan problemas graves que afectan tanto a su situación económica como a su bienestar psicológico y social, al tiempo que corren el riesgo de quedar expulsadas del mercado de trabajo.
“Después de cuatro años fuera del mercado laboral, es probable que las habilidades del trabajador hayan quedado obsoletas, especialmente en sectores donde la tecnología y las metodologías cambian rápidamente. La falta de acceso a formación continua y la ausencia de experiencia reciente dificultan la adaptación a las nuevas tecnologías o a la adquisición de habilidades y competencias profesionales más actuales, lo que reduce considerablemente sus oportunidades de conseguir un empleo”, explica el presidente de ASEMPLEO, Andreu Cruañas.
A nivel europeo, España se sitúa a la cabeza, junto con Italia, en desempleo de muy larga duración, siendo ambos países los únicos que aún superan el medio millón de desempleados en esta situación. En concreto, el perfil tipo de desempleado de muy larga duración en España es una persona que suele encontrarse en un rango de edad superior a los 45 años, lo que les hace más vulnerables a la discriminación por edad en los procesos de selección no profesionalizados y que, por tanto, está mucho más alejado de la digitalización que un perfil más joven. Además, más de la mitad, el 57,1%, son mujeres. Para poder actuar eficazmente contra la brecha de género es imprescindible establecer un conjunto de medidas coordinadas, que van desde la diagnosis y orientación hasta el acompañamiento activo de estas personas, pasando por acciones de formación diseñadas para la rápida reinserción en el mercado de trabajo de estas mujeres que tienen mayor riesgo de exclusión laboral. Sin olvidar los estímulos fiscales y de ayudas directas en las primeras fases del proceso.
En opinión del presidente de ASEMPLEO, para reducir el número de parados que llevan más de cuatro años sin encontrar un empleo es fundamental “implementar programas de formación continua que se centren en habilidades tecnológicas, digitales y en sectores emergentes; y ofrecer formación gratuita o subvencionada con modalidades flexibles que se adapten a las circunstancias de los desempleados”. Asimismo, Cruañas recuerda la necesidad de “proporcionar incentivos fiscales y subvenciones a las empresas que contraten a desempleados de muy larga duración, especialmente si ofrecen formación en el puesto de trabajo o facilitar la contratación vía Empresas de Trabajo Temporal, a tiempo parcial o por proyectos para permitir una reintegración gradual al mercado laboral”.
“Esto puede elevar el número de oportunidades laborales para aquellos que han estado fuera del mercado laboral durante mucho tiempo. Hay que tener muy presente que las personas con dificultades para su reingreso al mercado laboral, especialmente las que superan los 52 años, deben afrontar, además, una gran incertidumbre sobre su jubilación futura, lo que repercute directamente en la sostenibilidad del sistema de pensiones” concluye.
En este sentido, desde ASEMPLEO insisten en que implementar estas soluciones requiere un Plan de choque que suponga un esfuerzo coordinado entre el Gobierno, el sector privado y la sociedad en su conjunto, para ofrecer a los desempleados de muy larga duración las herramientas y el apoyo necesario para reinsertarse en el mercado laboral y mejorar su calidad de vida.