A la hora de elegir estudios postobligatorios, los jóvenes tienen especialmente en cuenta factores como el sueldo o la vocación. Sin embargo, aunque las personas con más experiencia destacan la importancia de estos factores, muchas veces los futuros profesionales no valoran otro factor determinante: el grado de empleabilidad real que ofrece cada formación.
En España, el panorama está muy claro: las ingenierías y las formaciones relacionadas con finanzas, gestión empresarial e informática son las opciones que más garantías ofrecen. En contraposición, a la cola de la empleabilidad se sitúan estudios relacionados con humanidades, enseñanza y cultura.
En concreto, según datos extraídos de la encuesta de Inserción Laboral de los Titulados Universitarios realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de las 10 formaciones con mejor salida profesional 9 de ellas son ingenierías.
Albert Gallardo, Team Manager de Engineering & Logistics Perm Recruitment Services en HAYS España, afirma que esta tendencia no responde a un mayor grado de dificultad de los estudios, sino que es un escenario que se ajusta según las necesidades del mercado laboral. “El grado de empleabilidad de las formaciones varía en función de la oferta y la demanda de profesionales que, a su vez, varía según evolucionan las necesidades de cada industria y de sus consumidores” explica.
En este sentido, el experto reconoce que, pese a que España es un país con un importante y diverso patrimonio cultural, el desajuste entre oferta y demanda que encontramos en las formaciones de humanidades responde al limitado crecimiento que hay en este tipo de vacantes que, en su mayoría, se encuentran en la administración pública.
¿Formación Profesional o Grado Universitario?
El eterno dilema se encuentra en la elección del tipo de formación. En las últimas décadas, la apuesta por ir a la Universidad e incluso complementar la formación con otros estudios postobligatorios se consolidó como la opción más segura. Esta concepción ha cambiado notablemente en los últimos años dada la creciente demanda de perfiles técnicos en sectores tan dispares como la sanidad, la administración, la informática, la construcción o la hostelería.
En concreto, según la Fundación Universitaria San Pablo CEU, la empleabilidad del Grado Medio o Grado Superior oscila entre el 65 y el 90% en función del título o la rama profesional. Por su parte, según el Ránking CYD 2023, que analiza la situación universitaria española, la empleabilidad de los universitarios españoles es del 83%.
Así pues, en España, la empleabilidad de las formaciones profesionales se ha equiparado con las de los estudios universitarios. En gran medida, este cambio se debe a que tanto el Grado Medio como el Grado Superior otorga una gran importancia a la parte práctica, un aspecto que las empresas valoran muy positivamente. De hecho, hoy en día, en contabilidad y finanzas, ciencia e investigación, industria y fabricación e ingeniería y construcción, se buscan personas de formación profesional precisamente por su conocimiento práctico. De igual modo, como mencionábamos anteriormente, hay profesiones técnicas que siempre requerirán de un conocimiento superior y de una base teórica más amplia.
Por ejemplo, en el ámbito de la salud, se demandan tanto auxiliares de enfermería, que vienen de formación profesional, como farmacéuticos o técnicos de laboratorio, posiciones que requieren una alta cualificación. En otras palabras, el mercado laboral ofrece, dentro de sus posibilidades, oportunidades laborales para perfiles cualificados indistintamente de cuál sea su tipo de formación.
Adaptación de las formaciones para evitar la fuga de talento
Según apunta la Guía del Mercado Laboral de Hays, principal especialista en soluciones de personal y contratación, el 81% de las empresas afirma tener problemas para encontrar profesionales cualificados. Como expertos en este campo, desde Hays apuntan a dos factores que promueven esta escasez: la fuga de talento y la búsqueda de perfiles muy concretos.
En esta línea, Gallardo remarca la importancia de adaptar las formaciones a las nuevas necesidades del mercado laboral. “Aunque es difícil, resulta imprescindible que la educación que se imparte se corresponda con las demandas de un mercado que evoluciona rápidamente y que cada día es más exigente”, comenta.
Del mismo modo, destaca la importancia de crear un marco laboral favorable que garantice estabilidad y que sea competitivo a nivel salarial para evitar que las personas que se forman en España abandonen el país en búsqueda de mejores oportunidades en otros países, dejándonos así sin el talento necesario para cubrir la demanda existente.