PlanRadar, plataforma líder en documentación digital, comunicación y elaboración de informes para proyectos de construcción, gestión de instalaciones e inmobiliarios, ha publicado un estudio acerca del denominado Síndrome del Edificio Enfermo (Sick Building Syndrome), una problemática que afecta al 92% de los trabajadores en el sur de Europa.
Esta manifestación, reconocida ya como una problemática crítica, afecta a los ocupantes de edificios deficientemente conservados o diseñados, que experimentan efectos agudos relacionados con la salud o el confort que guardan una relación directa con el tiempo que pasan en el edificio. Así, este síndrome pone en valor la relevancia de un diseño y mantenimiento óptimo de los edificios residenciales, de oficinas y comerciales.
Entender la importancia de esta amenaza invisible
Durante más de dos décadas, el término «Síndrome del Edificio Enfermo» (SBS) se ha utilizado para enfatizar la importancia del efecto que un edificio puede tener en nuestra salud. Esta afección se manifiesta a través de una serie de síntomas entre los ocupantes, como dolores de cabeza, problemas respiratorios, fatiga y angustia emocional, entre muchos otros. Además, la mayoría de los afectados sienten alivio después de salir de ese edificio y mejoran o empeoran dependiendo del tiempo que estén dentro del mismo. Estos síntomas, que a menudo no se reconocen, están relacionados con factores como pueden ser la mala ventilación, los altos niveles de contaminantes interiores o la humedad.
Así pues, el Síndrome del Edificio Enfermo abarca toda una gama de factores físicos, químicos, biológicos y psicológicos asociados con el edificio, y las soluciones van más allá del campo de la medicina, relacionándose estrechamente con la construcción y la arquitectura o la ergonomía y la organización del trabajo. Esta afección es un problema particularmente común dentro de los edificios comerciales y de oficinas, en comparación con los residenciales, y por ello también representa un importante riesgo profesional, ya que provoca un aumento del absentismo por enfermedad y una notable disminución de la productividad de los empleados.
Factores que inciden en la mala situación de los edificios
El estudio de PlanRadar hace referencia a una combinación de factores físicos y ambientales, como el polvo, el humo, la evaporación de sustancias volátiles, los cambios de temperatura o incluso los escritorios abarrotados. En relación con el aire de espacios con un gran número de personas este se contamina debido a la creación de vapor de agua al respirar y sudar, la producción de dióxido de carbono y la reducción de oxígeno en el aire, la contaminación con bacterias y virus y otra contaminación del aire del exterior. Las posibles deficiencias en los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado contribuyen a una peor ventilación del aire, lo que conduce a concentraciones más altas de estos contaminantes del aire interior.
Es por ello que los sistemas de ventilación desempeñan un papel crucial para garantizar el entorno higiénico necesario para la salud y el confort y reemplazar constantemente el aire contaminado. Tanto es así que en España, las personas que viven en edificios poco salubres tienen el un 40% de mayor probabilidad de sufrir enfermedades respiratorias como el asma.
Si hacemos alusión al CO2, Las altas concentraciones de dióxido de carbono en espacios cerrados pueden afectar negativamente a las capacidades cognitivas. Tengamos en cuenta que el CO2 se acumula en el interior de los espacios, ya que las personas en entornos de oficina exhalan dióxido de carbono a una tasa media de aproximadamente 0,3 litros por minuto. De esta forma se ha probado que trabajar en una oficina con niveles de CO2 por debajo de 1.000 ppm, controlados a través de ventilación inteligente, puede aumentar la productividad hasta en un 60%.
La humedad en el edificio también puede afectar significativamente a los problemas respiratorios y provocar alergias. Para protegerse, durante el diseño, la construcción y el uso de los edificios, se debe tener cuidado de que las paredes externas en el lado norte del edificio, así como los techos planos estén aislados térmicamente para evitar la condensación de vapor de agua en la superficie interna de la pared del edificio.
La calefacción de los espacios de trabajo también es un elemento crucial en la aparición del Síndrome del Edificio Enfermo. Estos sistemas deben estar diseñados para mantener temperaturas agradables, dependiendo de la habitación y de los estándares establecidos. Durante los meses de invierno, las ventanas se convierten en superficies frías que pueden provocar pérdida de calor, mientras que en verano pueden hacer que las habitaciones se sobrecalienten, lo que a menudo se denomina «efecto invernadero». En nuestro país, el 60% de las viviendas han sido construidas sin el aislamiento térmico adecuado y el 80% de los edificios se consideran ineficientes energéticamente. De esta manera, abordar estos factores físicos y ambientales es esencial para garantizar una mejor salud general de los ocupantes y mantener el valor del edificio.
Mitigar el Síndrome del Edificio Enfermo: mantenimiento inteligente y aumento del valor de la propiedad
Las tecnologías digitales que están disponibles en el mercado hoy en día son herramientas que pueden desempeñar un papel clave para minimizar el riesgo de síndrome del edificio enfermo, garantizar un entorno saludable y agradable para inquilinos y usuarios y aumentar el valor de los bienes inmuebles con el tiempo.
El uso de estas plataformas digitales puede ayudar a realizar monitoreos integrales y detallados para poder identificar potenciales problemas de manera temprana, salvaguardando la salud de los ocupantes y la integridad de la propiedad. Asimismo, estas plataformas permiten realizar una programación periódica del mantenimiento y una identificación rápida de los defectos que impide que se generen desperfectos o ineficiencias que pueden causar la aparición de síntomas pertenecientes al Síndrome del Edificio Enfermo.
Incluso en edificios modernos y energéticamente eficientes, es crucial mantener una calidad del aire óptima y la salud general del edificio. En el caso de las propiedades afectadas por el Síndrome del Edificio Enfermo, estas requieren estrategias específicas para mejorar su calidad y valor de mercado y garantizar que las propiedades sigan siendo activos saludables y valiosos.
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