En España, no así en otros lugares del mundo, las vacaciones son consideradas no solo necesarias, sino imperativas. Con ellas llega, o al menos debería, la desconexión del mundo laboral. Y no solo es lo que se ansía sino también lo que, por nuestro bienestar emocional, deberíamos hacer. Pero no siempre es así. En algunos casos no dejamos de pensar en el trabajo y vivimos pendientes del móvil o del ordenador, incluso ahora que ‘no nos toca’. O incluso, en los casos más graves, se llega a este periodo con una carga acumulada del llamado ‘agotamiento emocional’ con el que podemos seguir experimentando dificultades como por ejemplo con el sueño o con la alimentación u otros trastornos emocionales como la irascibilidad, el desánimo, las ganas de llorar o la tendencia al aislamiento; aun estando en la tumbona de la playa o en un destino deseado.
Está claro que esta desconexión es una necesidad para nuestra salud mental y, también, para las empresas, que cada vez más entienden que un trabajador relajado y sano es mucho más eficiente y productivo que otro que sufre de ansiedad, estrés o está quemado. ¿Es suficiente una semana?, ¿un mes? Lo cierto es que no hay un tiempo definido que permita lograrlo, sino que es más bien una cuestión de distanciamiento real y de compromiso con uno mismo.
“Una persona puede estar quince días sin ir a trabajar y ser incapaz de desconectar; mientras que otra es capaz de cerrar el ordenador y olvidarse por completo. La idea clave es que la mente de cada persona entienda y acepte el significado real del término desconexión. Esto se consigue restando protagonismo de cada uno en la interacción con su trabajo. Es decir, no creyéndose que sin su presencia las cosas no saldrán bien”, explica Mariola Fernández, responsable clínica del Hub de Psicología de Affor Health.
Desde el equipo de psicólogos de la consultora de salud mental y bienestar psicosocial en el entorno laboral Affor Health nos dan algunas de las claves para poder realizar esa descarga emocional que tanto necesitamos para desconectar:
- Hazlo de forma gradual: Si puedes, realiza esa desconexión poco a poco, empieza a planificar las vacaciones, a bajar un poco el ritmo al menos una semana antes de la partida real, y planifica para dejar las responsabilidades atendidas y los proyectos terminados o delegados en la persona que se quede al cargo. También, intenta que la vuelta sea gradual, dedicando los primeros días del retorno a planificar, ordenar y revisar de manera sosegada.
- Divide y vencerás: Sobre todo si tenemos un nivel muy alto de exigencia y estrés en el trabajo, es mejor dividir las vacaciones en periodos más cortos y salteados durante el verano (o, mejor, durante todo el año, si podemos con algún día cada mes). De este modo no tendremos la sensación de abandonarlo todo por varias semanas seguidas y los periodos cortos elegidos podrán ser de descanso real.
- Date lo que necesitas: El cerebro no necesita tanto desconexión, como sí una buena gestión de los tiempos. Aprende a conocerte y dedicarte estos días de descanso a equilibrar tiempos, conocerte a ti mismo, plantear límites, escoger ambientes… Todo ello no solo ayuda al bienestar emocional sino que además mantiene la mente ocupada y evita que pensemos en el trabajo.
- Familia sí, pero con mesura: A veces el periodo vacacional es tanto o más estresante que el laboral. Muchas personas se encuentran con el cuidado de los hijos o de mayores de manera más intensa en esta época y, aunque esto es muy positivo para reforzar lazos que, a la larga, nos hacen sentirnos bien, también sería ideal poder dedicar tiempo a uno mismo. Opciones como hacer coincidir días de campamento de verano de los hijos con algunos días de descanso privados en vacaciones nos pueden dar ese espacio personal.
- La tecnología a mano, pero controlada: Nadie se va de vacaciones sin su teléfono móvil, y quizá solo unos pocos sin su ordenador personal, así que al menos programa unos horarios para que éstos no sean omnipresentes durante las vacaciones. Si no puedes evitarlo completamente, abre el ordenador solo media hora al día, y archiva los chats del trabajo mientras estás de vacaciones.
Las vacaciones son ese momento que nos permite resetear y descansar para reincorporarnos con más fuerza. Así que está claro que necesitamos no solo ‘ir de vacaciones’ sino ‘desconectar del trabajo’. Apliquemos estos consejos para una vuelta en septiembre mucho más productiva y saludable.