Durante el verano, la exposición solar aumenta considerablemente, lo que, sin una protección adecuada, puede tener efectos negativos sobre la piel. Esto no sólo sucede por pasar más tiempo al aire libre, o porque haya más horas de luz que en otros meses, sino porque también es la época del año donde la radiación del sol llega de forma más directa. En esta época del año, los rayos inciden más perpendicularmente sobre la Tierra, por lo que se debe incidir todavía más en el cuidado de la piel para prevenir la aparición de manchas, quemaduras y otros problemas de salud más graves.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), tomar el sol entre 10 y 20 minutos al día es recomendable para absorber unos niveles adecuados de vitamina D. Este tiempo, no obstante, dependerá de diferentes factores como la estación del año, la hora del día, o la edad y el fototipo de piel. Hay que tener en cuenta que siempre es necesario tomar el sol con fotoprotección. Y es que, una exposición al sol sin protección puede producir quemaduras, promover el fotoenvejecimiento, ser un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel, así como causar diferentes lesiones dermatológicas por la radiación solar e, incluso, empeorar diferentes enfermedades. Además, aquellas personas que han tenido cáncer de piel o antecedentes familiares de melanoma deben extremar las precauciones frente a la exposición solar. En el caso de pacientes que están atravesando un proceso oncológico, es importante que hablen con su médico, ya que algunos tratamientos de quimioterapia pueden causar fotosensibilidad, es decir, pueden generar reacciones cutáneas incluso con una leve exposición a la luz del sol.
“El sol nos aporta muchos beneficios, pero debemos tener en cuenta que los efectos negativos de una exposición prolongada son acumulativos. Aunque las manchas solares están asociadas a multitud de factores como la edad, la genética, las hormonas o algunos tipos de medicamentos, sí que podemos afirmar que una exposición solar sin la protección adecuada puede dar lugar a estas indeseadas manchas, generalmente inofensivas, pero que no dejan de ser una respuesta defensiva de nuestra piel. No hay que olvidar que el bronceado es un mecanismo que tiene la piel para protegerse de la radiación ultravioleta”, explica la Dra. Daniela Silva, Especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare España.
Para minimizar el riesgo de aparición de manchas en la piel, así como de diferentes tipos de cáncer (como el melanoma) u otras lesiones cutáneas, es fundamental evitar el sol en las horas donde los rayos UV son más fuertes, estar a la sombra lo máximo posible, asegurar una buena hidratación y usar protector solar con un SPF alto, aplicándolo cada dos horas y después de mojarse. Asimismo, existe ropa protectora, como sombreros, gafas o prendas diseñadas para minimizar las consecuencias de una exposición directa.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que existen diferentes enfermedades que empeoran con el sol. Es por ello que los expertos de Cigna Healthcare alertan sobre los riesgos que puede suponer la época estival en aquellas personas con:
- Vitíligo. Esta afección se caracteriza por la aparición de manchas blancas (sin coloración) de menor o mayor extensión y en diferentes partes del cuerpo. Esta se puede dar de dos formas: la focal, que aparece a través de ligeras manchas segmentadas en el cuerpo, especialmente en zonas expuestas al sol, y la universal, que abarca grandes extensiones. Los pacientes con esta afección deben tener cuidado con el sol, ya que este puede provocar quelas manchas localizadas se intensifiquen o que aparezcan nuevas. Para evitarlo, se recomienda proteger la piel con crema solar con un SPF alto, sobre todo las zonas con manchas, y evitar un contacto prolongado y directo con el sol lo máximo posible.
- Rosácea: una de las patologías que más empeoran por los rayos UV. En concreto, la exposición solar puede favorecer el enrojecimiento, la inflamación o la aparición de brotes de granos, ya que los rayos UV aumentan la sensibilidad de la piel y pueden dilatar los vasos sanguíneos, intensificando algunos síntomas. En el caso de esta enfermedad, no sólo se recomienda tener especial cuidado con la piel durante el verano, sino que también es necesario prestar atención a otros factores, como el estrés o el tipo de alimentación, que pueden empeorar los síntomas.
- Herpes.Los rayos UV pueden debilitar el sistema inmunitario de la piel, facilitando la reactivación del virus del herpes. Asimismo, la radiación ultravioleta también puede causar daño directo a las células de la piel, y el estrés térmico y la inflamación inducidos por el sol pueden contribuir a la aparición de brotes de esta enfermedad. Para prevenirlos, es esencial mantenerse hidratado, seguir una buena alimentación y usar crema solar en las zonas afectadas o, en el caso del herpes labial, utilizar un bálsamo con protección SPF.
- Lupus.Según la Sociedad Española de Reumatología, esta enfermedad afecta a más de 75.000 adultos en España. El lupus puede tener diferentes tipos de presentaciones; sin embargo, una de las más características es el eritema malar, también conocido como rash en alas de mariposa. Este rash compromete el tercio medio del rostro (mejillas y nariz) y empeora considerablemente con el sol. Adicionalmente, una sobreexposición a la luz solar puede agravar otros síntomas del lupus como pueden ser el dolor muscular y articular. Por ello, los pacientes con lupus nunca deben olvidarse de protegerse del sol en cualquier época del año, pero sobre todo en verano, evitando las horas de mayor índice de radiación UV, y usando todo tipo de barreras contra el sol: crema, ropa, sombreros etc.
- Pitiriasisversicolor. En el caso de esta enfermedad, causada por el hongo Malassezia furfur que se encuentra naturalmente en la piel de la mayoría de las personas, los pacientes sufren la aparición de manchas claras u oscuras en la piel, especialmente en hombros, rostro y espalda. Entre los factores que la provocan destacan la humedad y el calor, lo que hace que en verano, cuando el clima suele ser más cálido y aumenta la sudoración, el hongo crezca y la enfermedad se enfatice. En este caso, para prevenir, se recomienda utilizar ropa suelta y transpirable, evitar el uso excesivo de aceites y cambiarse la ropa húmeda si se va a realizar deporte para mantener la piel limpia y seca.
- Melasma.El melasma es el oscurecimiento de la piel de la cara. Es frecuente en mujeres que sufren cambios hormonales por lo que puede verse sobre todo en mujeres embarazadas. Suele provocar la aparición de manchas oscuras en la frente y las mejillas y la luz juega un papel clave en su desarrollo, haciendo que pueda empeorar después de la exposición al sol. Por ello, las personas que lo padecen deben usar protector solar con un alto SPF todos los días, especialmente durante el verano, y prestar especial atención a la hora de depilarse el vello facial, que puede provocar una irritación en la piel.