En un proceso de selección el objetivo primordial de cualquier empresa pasa por obtener los mejores candidatos. Aquellos que solucionen el dolor que la empresa tiene. Y pasa por tenerlos en el menor tiempo posible. Si, además, se logra que todo el proceso salga más barato de lo previsto, perfecto.
Todo esto es lo ideal para quien necesita contratar. Y es donde se tiene puesto el foco. Lo que no siempre se recuerda es que todo este proceso pasa, también, por exponerse como empleador en el mercado.
Publicar reclamos, moverse en LinkedIn, investigar organizaciones, identificar profesionales, mantener conversaciones, explicar el proyecto y la compañía… y todo ello en busca del candidato perfecto, sitúan a la empresa bajo un foco de luz del que muchas veces no es consciente. Y es que su imagen puede verse penalizada o reforzada en función de cómo se ejecute todo este proceso de detección, atracción y gestión de talento externo.
La falta de respuesta a aquellos profesionales que se contemplan, queja muy habitual de los candidatos, representa solo la punta del iceberg de una mala praxis que dejará la imagen de la empresa tocada.
A ello se suman aspectos como la falta de claridad o de transparencia sobre las funciones y tareas a desempeñar, generando la sensación de haber gato encerrado.
También la inadecuada gestión de los tiempos, con procesos eternos que se demoran durante meses. O el poco respeto por los tiempos del candidato, el hacer a estos pasar por series interminables de entrevistas con actores que, muchas veces, tienen intereses contrapuestos. Incluso el hacer preguntas que no proceden o que no son legales, sabiendo que el candidato, en situación de vulnerabilidad, no va a protestar.
Todo esto va proyectando una imagen poco deseable de la empresa ante quien puede no ser el candidato perfecto hoy, pero sí mañana. O ante quien puede ser consumidor o prescriptor de sus productos.
Y sobre todo, ante quien tiene un enorme poder en las redes sociales y puede hacer virales comentarios negativos de una empresa que no le ha tratado bien.
Conscientes de que el proceso de selección representa el primer hito del branding y de que, cada vez que gestionan un proceso, tienen la imagen de su cliente en sus manos, desde Touch in Touch se ponen siempre en marcha 3 mecanismos de seguridad que aseguren que la imagen como empleador de calidad de su cliente está siempre perfectamente cuidada.
- Consultores senior: El trato con los candidatos se realiza siempre por profesionales experimentados que sepan transmitir las necesidades y retos del cliente y que puedan comprender la visión y la cultura organizacional que hay detrás del puesto.
- Respuesta siempre: Aunque sea para decir que no se sabe nada aún. Estos consultores senior son capaces de comprender los motivos detrás de muchas de las demoras y de trasladarlas a los candidatos, con amabilidad y empatía.
- Preguntar: Desde Touch in Touch se realiza una encuesta a todos los candidatos involucrados con el objetivo de conocer la realidad desde su prisma. Ayuda a entender las cosas que más valoran y aquellas que han podido hacer que la imagen de la empresa no quede en buen lugar. Una rectificación a tiempo es siempre mejor que una mala valoración en redes.