La ansiedad económica, o también conocida como estrés financiero, es una realidad presente durante todo el año pero que se amplifica sobre todo, en enero, un mes enmarcado entre el Blue Monday y la denominada “cuesta de enero”. Y es que, a los elevados gastos de diciembre se suma la vuelta a la normalidad tras el periodo navideño, lo que puede tener un impacto negativo en la salud emocional y económica y convertir el mes de enero en el más largo del año.
A nivel nacional, cerca del 40% de la población califica como mala o muy mala su situación económica, tal y como señala el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Asimismo, según el nuevo estudio Cigna 360-Vitality, España obtiene una puntuación de 24/100 con respecto al bienestar financiero, muy por debajo de los niveles óptimos. Este último estudio muestra que la principal causa de la ansiedad económica sigue siendo el coste de vida (47%), seguido por la incertidumbre sobre el futuro (38%) y las finanzas personales (38%). Las deudas y tensiones económicas pueden generar un impacto significativo en las personas afectando negativamente, no solo a la conciliación entre su vida profesional y personal, sino también a la salud.
De hecho, el 67% de la población mundial afirma que el coste de vida y la inflación están encareciendo demasiado la capacidad para mantenerse saludable, según datos de este mismo estudio. Más concretamente, la generación Z (70%) y los millennials (72%) son los que quienes muestran una mayor predisposición a experimentar estrés financiero.
“El síndrome de ansiedad financiera puede tener un impacto significativo en la salud física y emocional, y puede manifestarse a través de una serie de síntomas que afectan el bienestar general. Desde alteraciones del sueño, preocupación constante, cambios de humor, aislamiento social y dificultad para concentrarse, así como algunos síntomas físicos como dolores de cabeza, tensión muscular o problemas gastrointestinales, son las consecuencias más habituales del estrés financiero. En este sentido, la gestión adecuada del estrés, la búsqueda de apoyo emocional y la adopción de estrategias para manejar las preocupaciones financieras pueden ser útiles para reducir estos síntomas y mejorar la salud general.”, señala María Sánchez, e-Health Manager de Cigna Healthcare en España.
Desde Cigna Healthcare analizan el impacto de este síndrome, a nivel físico y mental, y facilitan algunos consejos para gestionar las finanzas de manera efectiva:
- El descanso se convierte en un desafío. Las preocupaciones constantes sobre las finanzas pueden generar ansiedad y estrés, lo que a su vez puede interferir con la capacidad para conciliar el sueño, mantenerlo durante la noche y lograr un descanso reparador. El ciclo entre el estrés financiero y el sueño puede ser un círculo vicioso: el estrés interrumpe el sueño, y la falta de sueño puede aumentar la sensibilidad al estrés, creando un ciclo que afecta negativamente tanto la salud mental como la física. Para mejorar la calidad del sueño en situaciones de estrés financiero, es fundamental además de adoptar hábitos de sueño saludables, como establecer una rutina para acostarse y levantarse, abordar las preocupaciones financieras mediante la planificación, el establecimiento de presupuestos y, si es necesario, buscar asesoramiento profesional para manejar el estrés asociado.
- Aumento del riesgo cardíaco. El estrés crónico, incluido el estrés financiero, puede contribuir al desarrollo o empeoramiento de la hipertensión arterial. El organismo bajo estrés tiende a liberar hormonas como la adrenalina, lo que puede elevar la presión arterial, así como aumentar la frecuencia cardíaca y causar sensaciones de palpitaciones o latidos irregulares. Para evitar este síntoma es fundamental llevar un control sobre los ingresos y los gastos. Establecer un presupuesto de forma clara y realista permite tomar decisiones financieras más informadas y reduciendo la incertidumbre y, por consiguiente, la ansiedad. Hay que tener en cuenta también que es importante revisar y ajustar regularmente estos presupuestos para asegurar que se mantengan actualizados y acorde a los gastos.
- Cambios de humor y dificultad en la gestión emocional. Las expectativas económicas inalcanzables pueden producir frustración y ansiedad. Si a esto se suma una falta de conocimientos financieros, puede generar inseguridad y estrés al tomar decisiones financieras. Este estrés financiero constante puede generar irritabilidad, cambios de humor y dificultad para manejar las emociones, lo que puede afectar las relaciones personales y la calidad de vida. En este sentido, es importante, en primer lugar, evitar las comparaciones con los demás en términos financieros, ya que cada persona tiene circunstancias financieras únicas. Por otro lado, es fundamental contar con una educación financiera o con asesoramiento profesional, y definir metas financieras alcanzables y a corto plazo para lograr objetivos realistas, reducir la ansiedad y mejorar la capacidad para manejar situaciones financieras complejas.
- Cefaleas y dolores de cabeza constantes. Cuando una persona está constantemente preocupada por su situación financiera, puede experimentar tensión muscular en el cuello, los hombros y el cuero cabelludo, lo que puede llevar a dolores de cabeza tensionales. Practicar técnicas de relajación como la meditación, el yoga o la respiración profunda puede ayudar a reducir la tensión muscular y aliviar los dolores de cabeza. Además, para evitar esta situación, es importante anticipar las compras, asignando fondos de manera efectiva y premeditada y sin sucumbir a las ofertas y descuentos si realmente no se necesita. La combinación de planificación financiera anticipada y comprar de manera consciente no solo ayuda a mantener un equilibrio financiero saludable, sino que también contribuye significativamente a reducir la ansiedad financiera. Estas prácticas proporcionan un sentido de control, reducen la incertidumbre y promueven decisiones financieras más informadas y racionales, lo que ayuda a evitar gastos impulsivos y, en última instancia, a prevenir el estrés asociado con las finanzas.
- Problemas digestivos más frecuentes. El estrés financiero puede tener un impacto significativo en el sistema digestivo, provocando o empeorando una variedad de problemas gastrointestinales. La conexión entre el estrés y los problemas digestivos se debe a la comunicación entre el cerebro y el sistema gastrointestinal, conocido como el eje intestino-cerebro, que puede ser influenciado por el estrés emocional. En este sentido, las deudas económicas y la falta de ahorro suponen una carga mental extra, generando preocupación por las obligaciones financieras, y la falta de respaldo a la hora de enfrentar gastos. En este sentido, es fundamental organizar las deudas y los pagos frecuentes y llevar a cabo un ahorro regular para afrontar emergencias financieras y crear una sensación de seguridad.