La industria tecnológica se encuentra en pleno proceso de expansión y existe una alta demanda de perfiles tecnológicos en el mercado laboral. Sin embargo, hay otras profesiones con menos oportunidades.
Adalab, la primera escuela de España que ofrece formación a mujeres* que quieren darle un giro de 180º a su carrera y lanzarse al mundo tecnológico a través de cursos de ‘Programación Web’ y ‘Data Analytics’, ha analizado cuáles eran sus estudios antes de reinventarse.
En el ranking aparecen, sobre todo, profesiones poco relacionadas con el sector tech, pues destacan las carreras de Ciencias Sociales. El listado lo lidera Periodismo, seguido por Psicología y Derecho. Comunicación Audiovisual y Arquitectura completan el top5. Le siguen Turismo, Diseño Gráfico y Trabajo Social. A continuación, encontramos Magisterio y, por último, Traducción e Interpretación.
Las dificultades para encontrar empleo, las malas condiciones laborales, o la imposibilidad de conciliar la vida laboral y personal, son algunos de los motivos que impulsan a las profesionales a cambiar de sector y ocupar puestos como: programadoras full-stack, programadoras front-end y maquetadoras web, en el caso de las que se forman en programación web; y data analysts, data engineers y data developers, si estudian análisis de datos.
De hecho, el sector tech ofrece tantas oportunidades que el 90% de las mujeres que han pasado por Adalab, han encontrado empleo en empresas como BBVA IT, Amazon, Openbank, Accenture, Decathlon, Vueling, Microsoft o Cabify, entre otras.
“Las mujeres que buscan en el sector tech una segunda oportunidad laboral tienen una edad media de 32 años, y, de éstas, el 68% estaban desempleadas en el momento que decidieron comenzar la formación en Adalab. Por eso, no es de extrañar que buscasen nuevas salidas profesionales en un sector que no para de crecer y ofrece muy buenas condiciones laborales”, comenta Inés Vázquez Ríos, cofundadora & CEO de Adalab.
La baja competencia a la hora de buscar empleo, los salarios altos, la flexibilidad que ofrecen este tipo de puestos y las posibilidades de crecer dentro del sector, hacen que sean muy atractivos para quienes buscan una segunda oportunidad. “El salario medio que perciben nuestras graduadas cuando se incorporan como juniors tras nuestra formación de 3 o 6 meses es de 20.800 euros brutos anuales. Además, el 39% trabajan en remoto y el 41% lo hacen de forma híbrida, lo que facilita la conciliación”, asegura Vázquez Ríos.
Un ejemplo de reinvención es Ana Seoane Ruiz que, con estudios y habiendo trabajado en el campo de la Psicología y la Criminología, ha decidido cambiar de rumbo hacia el sector tech formándose en Data Analyst: “A lo largo de mi carrera he ido desempeñando diferentes roles, gracias a lo que aprendí a no tener miedo al cambio. En mi último trabajo en Recursos Humanos empecé a trabajar con bases de datos y fue ahí cuando me di cuenta de que desempeñando las tareas relacionadas con el Análisis de Datos era feliz. Además, esta nueva profesión, me permitía estar en constante aprendizaje y, a la larga, poder tener mejores condiciones laborales como: mejores horarios, posibilidad de teletrabajo y mejor salario”.
Otro ejemplo es el de Julia Mersing: “Al finalizar mi carrera de Derecho empecé mi aventura profesional, desde despachos de abogados hasta multinacionales de logística, pasando por ONGs y startups. En ningún sitio me sentía realizada profesionalmente: o las condiciones no me convencían, o no me gustaba lo que hacía, o lo veía inestable. Pese a venir de letras puras, decidí formarme en Programación y cambiar de profesión a los treinta y pico. Acabé el curso y en menos de un mes ya estaba trabajando en una empresa tecnológica”, comenta.