Para conseguir un empleo en un centro de recepción de llamadas telefónicas deslocalizado en Túnez los jóvenes licenciados del país se prestan a asumir todos los roles: de consejero bancario parisino a vidente de Niza que se comunica con los espíritus.Bocanada de aire en un mercado laboral que se estanca, los centros de llamadas, franceses la mayor parte, recrutan con toda la fuerza en Túnez a millares de licenciados en busca de una primera oportunidad. Sólo una exigencia: "hablar francés sin acento, si no, abstenerse", se lee cada fin de semana en los anuncios de las páginas centrales del periódico gubernamental La Presse.
En Chez Salambo, filial tunecina de un gabinete de videncia basado en Niza (sureste de Francia), más de un centenar de jóvenes se convierten cada día en consultores de un gabinete de videncia de Niza por unos 300 euros al mes. En el portarl www.voyance.fr, se presentan como médiums que han hecho "estudios de antropología" o que tienen un "don del cielo".
Licenciados en derecho, medicina o informática, Mohamed se convierte en Eric y Karima cambia su nombre por Solène. Su tarea consiste en efectuar el máximo de intercambios de mensajes de móvil con el cliente francés en busca de amor o de dinero o en retenerle el mayor tiempo posible al teléfono.
Aquel que desempeñe bien el papel llega a convencer al cliente de la urgencia de una consulta por teléfono para "ver mejor" o para una lectura de cartas, pagando 15 euros por diez minutos y 4 euros por cada minuto suplementario.
El más vivo llega a vender forfaits de 280 a 1.000 euros para "consultas" de dos a diez horas.
"Al principio, se hacía raro adoptar un nuevo personaje y estar motivado con los porcentajes percibidos por las comunicaciones telefónicas y el apoyo moral que aportamos a nuestros clientes", afirma un antiguo empleado que requiere el anonimato.
"Pero se dan cuenta rápido de que de que no estafamos a la gente con falsas esperanzas", añade, señalando "la degradación de las condiciones de trabajo y las actividades cuasi-clandestinas" de la sociedad que hace firmar a sus empleados un compromiso de no divulgar jamás sus actividades.
Una cincuentena de centros de llamadas están implantados en Túnez. Emplean a más de 5.000 teleconsejeros para la recepeción y la emisión de llamadas desde y hacia Francia con dominios activos desde el telemarketing, a la informática, pasando por el tiempo y los números rosas.
En el interior de dos centros de la filial tunecina de Téléperformance France, "está estrictamente prohibido hablar otra lengua que no sea el francés, incluso entre amigos", afirma una persona con un máster en ciencias económicas y teleoperador desde hace dos años.
"Vivimos más de ocho horas al día en Francia, nos convertimos en franceses, estamos ocupados por franceses y vendemos los productos que ellos fabrican", apunta, quejándose de un "estrés contínuo, un salario miserable (280 euros de media) y de primas cada vez más y más raras". "Pero es mejor que el paro", agrega.
Para acabar con la tasa de desempleo estimada oficialmente en el 13,9%, las autoridades tunecinas conceden todas las facilidades para la implantación de centros generadores de empleo.
Téléperformance Tunisie, que fue creado en 2000, emplea a más de 1.500 personas en Túnez, para una cifra anual de negocio de 20 millones de euros.
Obteniendo la satisfacción de sus interlocutores franceses, los teleoperadores tunecinos están autorizados desde hace unos meses a divulgar su lugar de instalación "si el cliente la demanda", en todo caso se aseguran la facturación de la comunicación a un precio de llamada local.
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