Las pérdidas económicas representan casi el 10% del producto bruto interno alemán. Por su parte, muchas empresas anuncian despidos masivos con el fin de ahorrar y defender su nivel de competitividad en los mercados internacionales.
Según el profesor Friedrich Kerker del Instituto de Investigación Aplicada de la Universidad de Bochum, una tercera parte de la fuerza y el tiempo laboral se desperdicia, incluso estima que este es un cálculo moderado.
En las altas esferas empresariales se registran una cantidad innumerable de conferencias y reuniones que no tienen ningún impacto en el proceso de producción. Este tipo de prácticas son fallas en la administración de los recursos.
No obstante, no sólo en las grandes empresas se desperdicia mano de obra y tiempo de trabajo por un control deficiente pero Kerker admite que no se puede controlar al 100% la productividad. Además los trabajadores necesitan tiempo de recreación y de intercambios sociales.
Kerker concluye que la clave de la competitividad y el fortalecimiento de la capacidad innovadora dependen de la competencia social, por lo que resulta importante apoyar el desarrollo de los trabajadores más allá del horario de trabajo formal, pero también durante el proceso laboral ya que la socialización puede impulsar la productividad.
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