El presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, advirtió ayer de la conveniencia de que «alguien mueva ficha» en la planta de Volkswagen Navarra para «desatascar» la negociación del convenio en la factoría, que se prolonga desde hace dieciséis meses y que ha provocado «una situación bastante complicada».
Sanz hizo estas declaraciones en la clausura de unas jornadas organizadas por la CEN sobre la situación real y el futuro de la economía navarra, donde
lamentó que la última propuesta de la dirección cuente con la negativa de CCOO, LAB y CGT, mayoría en el comité de empresa.
«CCOO ha puesto en riesgo la estrategia de unidad sindical», denunció Sanz, quien recalcó que hay «un deterioro» entre este sindicato y UGT, ya que «el uno recela del otro».
Sin embargo, el presidente del Gobierno manifestó que «todavía hay margen para echarle imaginación, de forma que cualquier movimiento pase por pegar o añadir tiempo y algún contenido relacionado con la flexibilidad que quedó aparcado en la propuesta». «Todo lo que sean movimientos tienen que ser pegar» a la última propuesta de la dirección de la empresa, aceptada por UGT y CC.
Incidió en la necesidad de que la empresa presente un plan industrial que garantice producción a futuro, porque entonces, «podremos estar en el buen camino», dijo.
Este escenario de conflictividad en la planta de Landaben «puede suponer un retroceso en la economía navarra», lamentó Sanz, ya que la situación de Volkswagen «es un handicap enorme que puede suponer una pérdida de renta».
Sin embargo, mostró su deseo de que «la inteligencia de algunos sindicatos les lleve a la conclusión de que es imprescindible alcanzar un acuerdo para recuperar la confianza de quienes tienen la capacidad de decidir en Landaben, muy deteriorada en estos momentos, y volver así a la senda de la productividad».
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