Más de 40 mil estudiantes universitarios franceses, en su mayoría mujeres, recurren a la prostitución para terminar de costearse la enseñanza superior, revela el diario Le Figaro.
Según una encuesta del sindicato Sud-Etudiant divulgada por el rotativo galo, uno de cada 57 universitarios vende su cuerpo para completar el dinero del alquiler, los estudios o sufragar otras necesidades.
Los alumnos deben gastar más de lo que su poder adquisitivo les permite, al permanecer invariable el estipendio, mientras aumentan los precios de la vivienda, observó Guillaume Houzel, presidente del consejo del Observatorio de Vida del Estudiante.
Datos oficiales estiman en más de 45 mil el número de educandos franceses pobres, mientras otros 225 mil financian sus estudios a duras penas.
Pero la prostitución estudiantil tiene otros móviles. La Brigada de Represión al Proxenetismo en París (BRP) estima que a la precariedad económica debe añadirse el deseo de algunos jóvenes de acceder a determinados artículos de lujo.
Las autoridades manifiestan la imposibilidad de controlar ese tipo de actividad, pues los estudiantes atraen a sus clientes a través de Internet, o aprovechan sus trabajos en restaurantes y hoteles para ejercerla.
Para Enma, graduada de veterinaria que trabajó en burdeles de Bruselas, fue una forma de ganarse la vida, pues en dos meses obtuvo el dinero necesario para costearse sus necesidades por todo el año.
Las facilidades de este modo de vida generan preocupación de las autoridades, debido a que incita a otros educandos a seguir el mismo camino.
Algunas prostitutas de la calle llegan incluso a hacerse pasar por universitarias. En 2004 la BRP desmanteló una red de jóvenes marroquíes que ejercían el oficio de esa manera.
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