El control riguroso en Polonia ha logrado acabar con una auténtica plaga de 'inválidos ficticios' que vivían a costa de las arcas del Estado y ha desarticulado una red de médicos que firmaba certificados de incapacidad, bien por lástima, bien por corrupción.
Así lo confirma el hecho de que desde 1999, cuando se implantó un control estricto de los certificados de invalidez extendidos por los médicos hasta ahora, el número de incapacitados para trabajar por motivos de salud ha disminuido en unas 800.000 personas.
El profesor Marek Gora, de la Escuela Superior de Comercio de Varsovia, explicó el fenómeno señalando que, durante casi todo el decenio de los 90, una gran parte de las personas que perdía su empleo buscaba la 'salvación' en alguna enfermedad más o menos verdadera que les garantizase la incapacidad laboral y una pensión de invalidez.
En el fraude participaban muchos médicos, unos porque sentían lástima de las personas que había sido despedidas de su puesto de trabajo y no tenía recursos económicos para vivir, y otros porque eran unos corruptos que vendían sus firmas bajo los certificados médicos.
Sea como fuere, en el período en el que el fenómeno alcanzó una fuerza mayor se llegaron a registrar hasta 300.000 'nuevos inválidos' al año hasta alcanzar la increíble cifra de 2,7 millones de incapacitados para trabajar.
Es decir, el 20 por ciento de la mano de obra o, dicho con otras palabras, una de cada cinco personas en edad de trabajar tenía un certificado médico que aseguraba que no podía hacerlo porque su deficiente salud no se lo permitía.
En diciembre del año pasado, gracias a la seguridad social y a sus servicios de control, así como al desmantelamiento de amplias redes de médicos corruptos que vendían sus firmas y al descubrimiento de miles de casos de inválidos falsos, el número de incapacitados para el trabajo descendió hasta 1,9 millones, es decir, casi en una tercera parte.
Pero no sólo se ha conseguido tachar a muchos estafadores de los registros de la seguridad social de personas incapacitadas, sino también reducir radicalmente el número de nuevos minusválidos.
Los controles rigurosos han rebajado el número de nuevos incapacitados de los 318.000 que se registraron en 1999, el peor año de todos, hasta sólo 131.000 el año pasado.
Además, de las listas de personas incapacitadas para el trabajo que fueron verificadas por la Seguridad Social, desaparecieron también los nombres de otras 230.000 que 'recuperaron' de alguna manera la salud, porque no presentaron quejas ni protestas a las autoridades.
'Pero por culpa de los errores que cometimos en el pasado, cuando hasta el más sano podía registrarse como incapacitado para el trabajo, Polonia es hoy uno de los países europeos con menos trabajadores por cada 100 personas en edad de producción', señala el profesor Gora.
Y tiene razón, porque el índice correspondiente asciende en Polonia a únicamente 52 personas por cada cien, mientras que en los países occidentales es de 64.
'Hoy tenemos menos gente interesada en vivir de una pensión de invalidez que antes porque se puede encontrar empleo con más facilidad, y trabajando se puede ganar más dinero y vivir mejor que de las pensiones que no son demasiado altas', opinó el portavoz de la Seguridad Social, Przemyslaw Przybylski.
Ese deseo de trabajar, eso sí, para conseguir más dinero, está siendo demostrado por la emigración masiva de polacos al Reino Unido, Irlanda, España y otros países de la Unión Europea que ya han abierto sus mercados laborales para los ciudadanos de los nuevos países miembros de la comunidad.
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