20 de noviembre de 2024
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La immigración se convierte en el gran telón de fondo en las elecciones parlamentarias holandesas

La immigración se convierte en el gran telón de fondo en las elecciones parlamentarias holandesas

La masiva llegada de extranjeros ha convertido a Países Bajos en uno de los países más agresivos en la lucha contra la imigración

Tras años de agrio debate sobre las políticas de asilo y de integración de los musulmanes, las elecciones parlamentarias en los Países Bajos que tendrán la próxima semana se desarrollarán con el conflicto racial como tema de fondo, y con el creciente rechazo de la opinión pública a la presencia de los musulmanes, lo que ha puesto a la región a la cabeza de medidas contra la inmigración, opuestas a otras políticas liberales que han colocado al país a la vanguardia de Europa.

Así, el país se encuentra en una encrucijada entre dos caminos señalados por la coalición de centro derecha y por la alianza de izquierda. La victoria de uno de estos dos grupos será decisiva a la hora de establecer nuevos reglamentos, como la prohibición del burka, el establecimiento de varios estatus de ciudadanía para los inmigrantes, y, sobre todo la prohibición de la doble nacionalidad.

Una victoria para la derecha, liderada por el primer ministro Jan Balkenende y su partido de la Llamada Demócrata Cristiana (LDC) podría llevar al país a un territorio inexplorado en temas migratorios, abriendo nuevas oportunidades a iniciativas sin precedentes en este tema, del mismo modo que en otros asuntos conflictivos, como el consumo de marihuana, eutanasia y prostitución.

Por su parte, el partido Laborista de Wouter Bos, en la oposición, apoya el empleo de medidas restrictivas contra los inmigrantes y los peticionarios de asilo. Tanto Bos como Balkenende comparten ideas similares, con lo que este tema difícilmente puede ser considerado como un asunto de fricción electoral, pero es muy posible que Bos imponga unas medidas restrictivas sobre las medidas más polémicas de su conservador rival.

Balkenende, considerado como un político que ha desarrollado una impoluta estrategia económica en el país, es el máximo favorito para la victoria en los comicios, por delante de Bos, que se caracteriza, sobre todo, por su carácter informal y por su afición a los pantalones vaqueros. En tercer lugar, sorprende la aparición del veterano líder del partido socialista, Jan Marijinsen, un sencillo portavoz de la clase trabajadora.

PRESIÓN SOBRE LOS MUSULMANES

Que temas como la prohibición de los burqas vayan a ser discutidos supone un sorprendente giro a la derecha en una nación que durante largo tiempo se ha encontrado en primera línea a la hora de promocionar la multiculturalidad, y donde las creencias y las tradiciones de los inmigrantes se han tolerado, e incluso se han celebrado como propias.

Ahora, los Países Bajos parecen encontrarse en otro espectro bien distinto: a la cabeza de un endurecimiento general de las actitudes en Europa hacia las minorías musulmanas. El ex ministro de Exteriores británico, Jack Straw provocó recientemente una polémica al afirmar que las mujeres musulmanes deberían dejar de llevar el tradicional velo, en unas declaraciones respaldadas por el primer ministro Tony Blair. En Francia, el candidato presidencial de centro derecha Nicolas Sarkozy ha comenzado a adoptar una posición en sus discursos que algunos comienzan a considerar como cercana al extremismo.

En la región de Holanda, las políticas asociadas con los nacionalismos han recibido la cooperación de las fuerzas del centro. Entre estas políticas, destaca la creación de centros de detención, aumento de los efectivos policiales, y exámenes de visados en los que se obliga a contemplar a los peticionarios de asilo una serie de vídeos en los que se observan relaciones homosexuales y mujeres desnudas en la playa. Todos deben aprender a hablar neerlandés y los clérigos deben vigilar sus comentarios en sus sermones semanales de los viernes por miedo a ser deportados.

Uno de los ejemplos que más ha llamado la atención del público tuvo lugar el pasado miércoles, durante un debate televisado de una hora de duración entre los seis principales candidatos, y en el que no se pronunció ni una sola vez la palabra 'musulmán' o derivados. Y este tipo de conducta política podría tener su explicación en el cansancio que provoca la insistencia sobre el tema en la opinión pública.

'Todo el mundo está harto con el asunto de la integración y aún más harto con el hecho de que se discuta en un debate, así que debían concentrarse en otros asuntos', explicó Famile Arslan, un abogado nacido en Turquía y que se presenta en el juzgado ataviado con la vestimenta tradicional de su país.

Por su parte, el analista político Wouter van der Brug, de la Universidad de Amsterdam afirma que los principales partidos están esquivando la polémica, porque 'no les interesa. Saben que la opinión pública es muy anti-musulmana, y que podrían perder votos a favor de la derecha más radical'. Estas declaraciones se traducen en la facilidad con la que el Gobierno actual ha desarrollado políticas que pueden ser consideradas como 'hostiles' para los inmigrantes.

El pasado mes de diciembre, el Parlamento prohibió que las mujeres musulmanas llevaran el burka, pero el Gobierno ha estado peleando desde entonces para conseguir la aprobación de una ley que no se enfrente contra la cláusula antidiscriminación que figura en la Constitución. Y estas medidas cuentan con la aprobación de los holandeses, que comienzan a pensar que el país está perdiendo sus características más distintivas tras la llegada de los turcos y marroquíes que llegaron durante la década de los 70.

Así, los jóvenes musulmanes se encuentran discriminados en el país, que vive con pequeños incidentes diarios de discriminación, y que de vez en cuando ascienden hasta niveles alarmantes, como en el asesinato del director de cine Theo Van Gogh, a manos de un radical musulmán, en 2004. Un seis por ciento de los 16 millones de personas que viven en el país proceden de regiones islámicas, y podrían formar un importante bloque político si llegaran a unirse algún día.

En las elecciones municipales del pasado marzo, el partido Laborista de Bos logró un apoyo masivo de los votantes musulmanes, pero posiblemente no vuelva a ocurrir de nuevo. El líder laborista no quiere que su partido se convierta en el 'partido de los inmigrantes'.

Con todo, las medidas anti inmigración han resultado muy efectivas: la ministra de Inmigración Rita Verdonk señaló durante una entrevista al periódico 'NRC Handelsblad' que el número de inmigrantes que han llegado bajo las nuevas reglas de unificación familiar ha descendido desde 40.000 por semana a 50 por semana.

'Tenemos la inmigración bajo control, y así debe seguir', señaló Verdonk en la entrevista. 'Los verdaderos refugiados que se enfrentan al peligro en su propia tierra son bienvenidos, pero sólo se trata de un diez al 20 por ciento de las peticiones', afirma Verdonk. 'La mayoría de los inmigrantes vienen aquí porque éste es un país rico', concluye.

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