Unos 6.000 inmigrantes africanos han muerto cuando trataban de alcanzar las costas canarias en 2006, año durante el cual el número de ilegales que alcanzó el archipiélago se multiplicó por seis, hasta 31.000, dijo este miércoles un responsable del Gobierno canario.
Hacinados en cayucos, los africanos arriesgan su vida en un desplazamiento que puede llegar a 2.000 kilómetros, desde las costas de Mauritania y Senegal a España, para encontrar trabajo en Europa.
En las costas canarias y africanas se han recuperado unos 600 cadáveres este año y el número total de fallecidos es unas 10 veces esa cifra, según Froilán Rodríguez, viceconsejero de Inmigración de Canarias.
"Estamos hablando de una cifra dramática", dijo Rodríguez en declaraciones recogidas por la Cadena Ser.
El refuerzo de las medidas de seguridad en las fronteras marroquíes ha llevado a los inmigrantes subsaharianos a viajar por mar, una forma más rápida, barata y más directa que las anteriores rutas por tierra hasta el norte de África.
Los traficantes de personas están usando embarcaciones más grandes para llevar hasta a 100 personas, y sólo este año han llegado el mismo número de africanos a Canarias que en los cuatro anteriores, dijo el delegado del Gobierno en las islas, José Segura.
El número de inmigrantes llegados ha aumentado pese a las patrullas aéreas y marítimas conjuntas de la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación en las Fronteras Exteriores (FRONTEX) en las costas del oeste de África.
Unos 20.000 inmigrantes han sido trasladados a la península este año, dijo Segura.
El Partido Popular culpa al creciente número de inmigrantes ilegales de un incremento de los delitos y la última encuesta del Centro de Investigación Sociológicas (CIS) difundida ayer muestra que los españoles consideran la inmigración como el principal problema del país, seguido del paro y el terrorismo.
Las autoridades tienen 40 días para identificar y repatriar a los ilegales o tienen que ponerles en libertad si no se cumple el plazo. Miles de ellos vagan por las calles del país, que se ha convertido el principal destino de la inmigración a Europa.
Para hacer frente a la situación humanitaria de los recién llegados y a los problemas políticos que generan, el Gobierno ha lanzado ofensivas diplomáticas en África y Bruselas para crear empleo en los países de origen y reforzar la seguridad fronteriza.
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