La mayoría de los efectivos de la Guardia Civil de tráfico de Baleares está llevando a cabo desde el martes una huelga de bolígrafos caídos, que consiste en no poner multas a los automovilistas a no ser que realicen infracciones muy graves, como conducir sin carnet o poner en riesgo la vida de las personas. La protesta, que está previsto que dure un mes, fue convocada por la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) por diversos motivos: desde el incumplimiento de la promesa de "desmilitarizar" el colectivo, hasta mejoras salariales o el reparto del plus de productividad.
Dado el carácter militar del cuerpo, la huelga o acción reivindicativa no se convocó formalmente, sino que es un acuerdo tácito entre los miembros del cuerpo que vigilan las carreteras de las islas. Éstos, según sus portavoces, no permanecerán ajenos a las infracciones que puedan producir los automovilistas, pero no pondrán multas a conductores que cometan faltas leves. Los guardias civiles que vean una infracción pararán al conductor para establecer un diálogo con él e indicarle en qué se ha equivocado. Será una recriminación en lugar de una multa.
Sin embargo, en ningún momento se descuidarán los deberes de prestar auxilio en carretera ni se evitará sancionar a quienes provoquen accidentes. Según declaró un portavoz a Última Hora,la gota que colmó el vaso fue que en las pagas de productividad de Navidad se primaran las tareas burocráticas por encima de las realizadas sobre el terreno, es decir, en la carretera.
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