El cadáver de un indigente fue encontrado flotando en la mañana del sábado en aguas del puerto de Vigo a 200 metros de un pantalán deportivo situado entre los astilleros del barrio de Bouzas. Rescatado por dos pescadores y efectivos de Protección Civil, el cuerpo fue rápidamente identificado por trabajadores de las empresas de la zona, quienes asistían al hombre en su aseo y alimentación de manera cotidiana.
Llegado hace dos años a la zona conocida como la curva de San Gregorio, el indigente, de nombre Eduardo Fernández Nogueira, Tito , utilizó durante meses como única residencia una vieja gamela varada en una rampa del muelle, hasta que un pescador le regaló una lancha de dos metros y medio de largo, en la que ahora vivía.
Según todos los indicios, el hombre cayó al mar al intentar coger el cabo al que estaba enganchada la embarcación y sufrió varios golpes, aunque según las impresiones de la policía científica habría muerto ahogado.
Los trabajadores y pescadores de la zona que fueron requeridos para identificar el cadáver relataron cómo el fallecido había sido sindicalista durante la reconversión naval de los años ochenta. Él mismo fue uno de los afectados de los conflictos de Ascón, astillero en el que trabajaba. «Desde entonces no levantó cabeza y fue cayendo por una pendiente de la que nunca llegaría a salir», meditaba ayer el empleado de una gasolinera situada frente al muelle donde Eduardo Fernández tenía su pequeña vivienda flotante.
El mismo testigo señaló que en otras dos ocasiones el indigente fallecido ya había caído al mar al intentar acercar la lancha, «pero entonces lo vieron caer», señala el gasolinero que todos los días permitía al fallecido lavarse en los baños de la estación de servicio.
Otros amigos de la víctima mantenían que «la crisis laboral llevó a la bebida a Tito, y ésta le llevó a distanciarse de su mujer y sus tres hijos hasta dejar su hogar y acabar pidiendo y viviendo en una lancha en medio de los barcos que él también construyó».
Portero de fútbol
A pesar de la penuria y las bajas temperaturas que el hombre tenía que soportar en la barca de fibra de vidrio, quienes le conocieron al final de sus 60 años de vida mantienen «que ahora era feliz, a su manera, recordando sus tiempos de portero del equipo de fútbol Rápido de Bouzas».
El cuerpo del indigente apareció flotando a pocos metros de donde fue encontrado, también en el agua, el cadáver de una prostituta nigeriana el pasado 25 de noviembre y cuya muerte se atribuye hasta ahora a un accidente.
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