El candidato conservador a las elecciones presidenciales francesas, Nicolas Sarkozy, dijo este viernes que quiere una revolución económica que anime a la gente a trabajar, y alabó a sus compatriotas que se levantan pronto para ir a sus empleos.
El todavía ministro de Interior, que está ya en precampaña desde que la semana pasada fuera elegido por su partido – la Unión por un Movimiento Popular de centroderecha – para los comicios de abril, atacó duramente la semana laboral de 35 horas, introducida por un gobierno socialista en 1998.
"Quiero que haya una verdadera revolución económica. Hoy todo se hace para desincentivar el trabajo, pero el trabajo no es el enemigo, el enemigo es la falta de trabajo", aseguró a unos fabricantes de guantes durante una visita a Millau, una localidad en el centro de Francia.
"Una sociedad que no anime a trabajar es una sociedad que no tiene futuro. ¡Treinta y cinco horas! ¡Por qué no 25, y luego 15! Después, uno no podrá comprarse ya nada más".
Sarkozy ha dicho que quiere que las horas extras estén exentas de impuestos y de los cargos de la Seguridad Social.
El candidato volvió a insistir en este asunto durante otro discurso en Millau, este en el ayuntamiento ante una representación de sindicatos, empresarios y asociaciones.
"La Francia que amo es también vuestra, es la Francia que trabaja, que no cuenta el número de horas o el esfuerzo que pone en ello. Es la Francia que se levanta temprano", dijo.
Sarkozy, que en el pasado osciló entre alabanzas a las fuerzas del mercado libre y pedir el proteccionismo de sectores y empresas clave, también dijo que quiere fomentar las inversiones nacionales.
"Creo en el capitalismo familiar, y se debería hacer de todo para animarlo", dijo a los fabricantes de guantes.
"Creedme, es mejor trabajar para un empresario a quien uno conoce. Si no hubiese más capitalismo basado en la familia, no habría más gente invirtiendo aparte de los fondos de inversión".
"No estoy contra la inversión extranjera, pero no estoy aquí para enriquecer a Bélgica, Inglaterra u otros. Es un grave error desincentivar la inversión y el capitalismo basado en la familia", concluyó.
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