La firma de un nuevo pacto-guía, entre las patronales CEOE y CEPYME, y los sindicatos CCOO y UGT para encauzar el debate colectivo y conseguir la paz social, no impidió que las huelgas en 2006 aumentaran un 29% (en relación con 2005) y la inactividad durante la jornada laboral subiera un 1,46%. El empeoramiento obedeció, sobre todo, a la confrontación registrada en las mesas de negociación de los convenios. Sin embargo, tanto los trabajadores afectados por las protestas como los que decidieron secundarlas disminuyeron. Los primeros se redujeron en un 15% y los segundos en casi un 2%.
Los datos figuran en un informe elaborado por el Servicio Técnico de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). En valores absolutos hubo 1.373 huelgas, 1.298.933 trabajadores llamados a secundar los paros, y tan sólo 299.379 que apoyaron las protestas. Respecto a las horas perdidas, éstas sobrepasaron los 26,432 millones.
En cuanto a la distribución mensual de la conflictividad, diciembre fue el periodo más problemático, con 152 paros, comportamiento decisivo en la evaluación por trimestres. El último fue el que registró más huelgas, con 394, el 29% del total anual.
País Vasco, a la cabeza
Con independencia de los 97 paros que involucraron a más de una comunidad, el País Vasco resultó la autonomía más problemática y encabezó la lista territorial con 241 huelgas; seguido de Andalucía, con 207; de Madrid, con 169; y de Cataluña, con 135. La Rioja, con dos huelgas; y Extremadura, con cinco, se situaron en los últimos lugares.
En el resto de las comunidades hubo 37 paros en Aragón; 45, en Asturias; 24, en Baleares; 40, en Canarias; 31, en Cantabria; 51, en Castilla-La Mancha; 42, en Castilla y León; 79, en Galicia; 24, en Murcia; 45, en Navarra; y 98, en la C. Valenciana. En la ciudad de Ceuta se produjo una sola protesta, mientras que Melilla permaneció sin problemas.
9% de solidaridad
Como es habitual, metal fue la rama de actividad con más actividad reivindicativa al contabilizar 323 paros. A continuación se situó otras industrias manufactureras, con 191; transportes y comunicaciones, con 158; y extracción y transformación de minerales no energéticos y productos derivadas, con 156.
El análisis en función del ámbito de dónde surgió la falta de entendimiento desvela que el 89% (1.226) se produjo en el ámbito de la empresa y el 11% (147) restante en los sectores. Otros datos reflejan que existió un 9% (127) de las huelgas convocado por solidaridad con trabajadores de la propia empresa (62 huelgas), con empleados de otras compañías (14) o por diversas causas extralaborales (51).
De acuerdo con la extensión de los paros, el mayor número, 416, duró entre seis y 15 jornadas. No obstante sobrepasaron esta duración 121 protestas.
Entendimiento en 786
En el capítulo de las causas que provocaron la conflictividad, destacaron los 353 problemas convocados para presionar sobre la negociación de convenios o contra la ruptura de las conversaciones. Además, se registraron otros 297 para reivindicar diversas mejoras, independientemente del acuerdo colectivo. En demanda de incrementos salariales se dieron 131 huelgas, y por regulación de empleo, 224.
Por último, 786 problemas se resolvieron con acuerdo entre las partes. En la mayoría de los casos, 464, fue necesaria la cooperación de empresarios y trabajadores, que cedieron en sus posiciones iniciales. En el resto, el balance fue más positivo para las direcciones que consiguieron imponer sus opiniones en 197 ocasiones, frente a las 125 en las que se aceptaron las posturas de los trabajadores. El año terminó con 38 conflictos pendientes de resolución.
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