El sindicato de controladores aéreos de Brasil se disculpó ayer con la sociedad por la huelga que la semana pasada paralizó todos los aeropuertos del país y que calificó como un "grito de socorro" por viejos reclamos laborales no atendidos.
En un comunicado divulgado por la Asociación Brasileña de los Controladores de Trafico Aéreo, se explica que "pasado el gran trauma de la paralización del pasado 30 de marzo", ese sector "busca ahora fuerzas para recuperar su confianza, prestigio y respeto".
También señala que ese día deberá ser recordado "como un grito de socorro de los controladores aéreos", que desde hace meses reclaman aumentos salariales, una modernización de equipos, una menor carga laboral y la desmilitarización del sector, controlado por la Fuerza Aérea.
La huelga del pasado 30 de marzo paralizó todos los aeropuertos del país durante nueve horas, causó enormes trastornos cuyos efectos se sintieron durante tres días y dejó en tierra a cerca de 20.000 pasajeros de vuelos nacionales e internacionales.
Tras la paralización y luego de tensas discusiones, el gobierno y los sindicatos iniciaron esta semana unas negociaciones que ahora han quedado en manos de la Fuerza Aérea, que presiona para aplicarle a los huelguistas el código de justicia militar, bajo la acusación de "rebelión".
El Gobierno, sin embargo, ha dicho que pretende mantener el mejor clima posible para las negociaciones, a cambio de garantías de que los controladores no volverán a paralizar los aeropuertos, como se llegó a temer para esta Semana Santa.
En los aeropuertos del país, que ayer comenzaron a recibir a miles de pasajeros que pretenden aprovechar el largo festivo, la situación era normal, aunque, según fuentes oficiales, un 8,6% de los vueltos previstos hasta el mediodía registraban atrasos que no pasaban de una hora.
Según Infraero, empresa pública responsable por las operaciones aeroportuarias, eso significaba atrasos en 69 vuelos, mientras que otros trece había sido cancelados por distintas razones.
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