La población española se vierte hacia el este, como si siguiera la orientación geográfica del mapa nacional. Y esta tendencia elevará en un 37% el número de jubilados en Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco en un plazo de apenas 20 años. Las comunidades de Andalucía o Valencia, en cambio, ganarán en el mismo periodo un millón de habitantes cada una, según las proyecciones publicadas ayer por Eurostat.
La Oficina de estadísticas de la Comisión Europea, a partir de una extrapolación de los datos demográficos de 2004 de 197 regiones europeas, calcula que la cornisa cantábrica perderá antes de 2030 más de medio millón de habitantes.
El organismo comunitario apostilla que no se trata de una previsión sino de una proyección a partir de los datos actuales de nacimientos, defunciones y balance migratorio. Pero la pérdida de población, si se mantienen las tendencias demográficas durante las próximas dos décadas, deteriorará peligrosamente el ratio de dependencia (personas jubiladas en relación al número de trabajadores) en las comunidades más envejecidas.
Los datos de Eurostat resultan especialmente alarmantes para el Principado de Asturias y Galicia, donde el ratio de dependencia puede situarse en 2030 en el 55,8% y 51%, respectivamente, unos niveles que en el resto de Europa sólo superan las regiones más envejecidas de Alemania del Este.
Esas dos comunidades presentan, junto a Cantabria y País Vasco, las tasas de natalidad más bajas del Estado. Y las cuatro son, al mismo tiempo, las comunidades que menos inmigración internacional están recibiendo, un aporte sin el que casi ninguna región europea consigue un crecimiento de población.
De hecho, en 51 de las regiones analizadas por Eurostat ni siquiera la migración logra compensar el crecimiento vegetativo negativo. Y de las 96 regiones que experimentarán un aumento de población, sólo 11 lo consiguen en mayor medida gracias al número de nacimientos que a la llegada de inmigrantes.
En el caso del País Vasco, que lleva 25 años perdiendo población de manera casi ininterrumpida, las proyecciones de Eurostat registran también un balance negativo del 0,09% anual en la llamada migración interregional, es decir, se marchan más ciudadanos españoles y/o comunitarios de los que llegan. Como resultado, las tres provincias vascas podrían sumar en 2015 el mismo número de habitantes que en 1975 (poco más de dos millones). El consiguiente envejecimiento de la población continuará durante los 15 años siguientes, si no se revierte la tendencia. Y en 2030 el ratio de dependencia podría situarse en el 48,4%, con más de medio millón de jubilados frente a los 383.000 actuales. Ese porcentaje supera en casi siete puntos la media regional de dependencia europea, que se prevé que pase del 25% en 2004 al 41% en 2030.
El otro polo tradicional de inmigración interna, Cataluña, también perderá población nacional, aunque en menor medida (-0,04%). En conjunto, sin embargo, su población aumentará un 0,35% hasta superar los 7,2 millones de habitantes.
Valencia y Murcia doblarán ese ritmo de crecimiento, en tanto que Aragón, Castilla y León y Extremadura perderán población. En Navarra y La Rioja, la inmigración compensará la caída en el número de habitantes.
Trasvase. Madrid pierde población local y Castilla-La Mancha la gana
Las proyecciones demográficas de Eurostat publicadas ayer anticipan un estancamiento en la población de la Comunidad de Madrid, que superaría los seis millones en 2015 para quedarse 15 años después ligeramente por debajo de esa cifra.
La emigración de la población local, que podría situarse según Eurostat en torno al 0,51% anual, explicaría esa evolución. La fuga compensaría casi totalmente la inmigración internacional (0,54%).
Castilla-La Mancha, donde tres provincias (Ciudad Real, Guadalajara y Toledo) se encuentran ahora 'a tiro de AVE' de la capital española, registrarán durante el mismo periodo un aumento de la inmigración nacional del 0,55%, una cifra casi idéntica al previsto éxodo madrileño. La inmigración internacional aumentará en esa región en un 0,27%.
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