El Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), que se celebra en Sevilla desde el próximo 21 de mayo, elegirá a una mujer, la sueca Wanja Lunbdy-Wedin, para ocupar la presidencia de esta institución en sustitución del secretario general de UGT, Cándido Méndez.
Fuentes sindicales informaron a EL MUNDO que el tradicional reparto de poder basado en criterios territoriales (un dirigente del norte de Europa ocupaba la secretaría general o la presidencia y el otro cargo lo ocupaba un dirigente del sur del continente) ha dado paso al equilibrio de género.
De hecho, van a ser dos líderes sindicales del norte de Europa quienes ostentarán la máxima responsabilidad de la CES durante los próximos cuatro años. Así, el secretario general, el cargo ejecutivo, seguirá siendo el británico John Monks, mientras que la presidencia, el cargo de carácter representativo e institucional, recaerá en Lundby-Wedin.
En Sevilla se escenificará la tendencia hacia la paridad -de obligado cumplimiento en otros niveles de la organización- también en el reparto de los dos principales cargos de la CES. En la actualidad, de las siete secretarías ejecutivas, tres las ocupan mujeres.
Dentro de la actitud tibia de los países nórdicos respecto al proceso de construcción política y social de Europa, la nueva presidenta representa posiciones más avanzadas. De hecho, siempre según los interlocutores de este diario en las centrales sindicales, Wanja Lundby-Wedin hizo campaña por la entrada de Suecia en el euro durante el referéndum que, con tal motivo, se celebró en ese país y que, a las postre, perdieron los partidarios de la moneda única.
La sustitución de Cándido Méndez por la dirigente sindical sueca será el único que se produzca en la cúpula de la CES, ya que tanto el secretario general como los miembros del secretariado permanecerán en sus puestos.
En la CES existe limitación de mandatos (ocho años), pero al actual equipo de dirección le queda todavía uno. La renovación importante se producirá en el próximo congreso. Una de las opciones que se barajan para dar continuidad a la labor de la dirección es que una parte de la misma deje sus cargos dentro de dos años, a mitad de mandato, para que la renovación sea más suave y no se produzca un periodo de vacío de poder.
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