Cobrar 800 euros mensuales sin trabajar. Es lo que debería percibir como mínimo todo el mundo en Alemania: desde el desempleado hasta el directivo. ¡Y que trabaje quien quiera! Lo propugna Götz W. Werner, el fundador de la cadena de droguerías alemana DM, con 1.600 tiendas.
Desde hace años, Werner llena las salas de conferencias con su propuesta radical de introducir un sueldo mínimo no vinculado al trabajo retribuido. La idea, que implica un cambio paradigmático cultural, permitiría eliminar toda la burocracia social del Estado: desde las becas hasta el subsidio de desempleo. Aunque difícil de llevar a cabo -el experimento costaría un billón de euros, según cálculos de los expertos-, Götz Werner ha conseguido que su concepto se analice en todos los actuales debates sobre política laboral.
Empresario de éxito, filósofo y profesor de la Universidad de Karlsruhe, Werner acaba de escribir un libro best seller en literatura económica, de fascinante lectura, sobre sus inconvencionales tesis, que contienen elementos de utopía social: Una renta para todo el mundo.
Werner propone financiar esta renta universal con impuestos al consumo. Es decir, con el IVA, 'el único gravamen que es razonable y justo', según el empresario. Este impuesto sería superior al 19% actual y podría alcanzar hasta el 50%. '¿Me pregunta si soy un soñador? ¡Claro, por supuesto! Cualquier empresario que emprenda cosas tuvo un primer sueño: sus primeros planes y objetivos empresariales', afirma Werner. Pero, '¿no tendríamos un par de millones más de desempleados si todos percibimos dinero sin trabajar?', le preguntan en las conferencias. 'Si todo el mundo recibiera una renta mínima, no habría parados. ¿Deja hoy alguien de trabajar a partir de un sueldo mensual de 700 u 800 euros? No. Porque queremos permitirnos más cosas que las estrictamente básicas o necesarias', añade.
¿Una provocación? 'Los empresarios somos también ciudadanos que miran más allá y observan si la sociedad cumple o no con lo que promete. Por ejemplo: si todos podemos vivir dignamente'. Considera que mientras la ayuda social 'apoca y quita confianza', un sueldo básico universal libraría de la obligación de trabajar y animaría al riesgo y la iniciativa privada.
En un momento en que los partidos en el Gobierno de coalición compiten por lo social, Werner considera que la sociedad alemana, que nunca fue tan rica como hoy, se divide cada vez más. Las cifras le dan la razón. Uno de cada cinco alemanes trabaja en la economía sumergida. 1,3 millones ganan a jornada completa menos de 1.000 euros. El 8% de los alemanes y uno de cada cinco ciudadanos en el este de Alemania vive en precariedad ecónomico-laboral. Entre el 10% y el 15% de los niños y de los jóvenes son pobres. Y la desigualdad aumenta.
La renta que propone Werner debería posibilitar una vida digna. No se trata de un mínimo para existir, sino de lo que Werner denomina 'un mínimo cultural', un derecho fundamental que debería estar incluido en la Constitución.
Los comentarios están cerrados.