Nicolas Sarkozy, elegido el domingo presidente de Francia, ha prometido el pleno empleo en cinco años e impulsar el crecimiento con un programa económico y social de corte liberal que prevé "rehabilitar el trabajo" y bajar los impuestos.
Para alcanzar el pleno empleo en cinco años, es decir, tener menos del 5% de desempleados frente al más del 8% actual, prevé crear un contrato de trabajo único más flexible e instaurar el despido por consentimiento mutuo.
Con el objeto de "revalorizar el trabajo" e incrementar el poder adquisitivo, Sarkozy quiere exonerar de impuestos las horas extras, que deberán pagarse "al menos un 25% más que las horas ordinarias".
Todo ello sin eliminar la ley de las 35 horas laborales por semana, que critica por estimar que sitúa a Francia como el país "que menos trabaja en Europa".
Al igual que en el Reino Unido, Sarkozy quiere instaurar que los desempleados no puedan rechazar más de dos ofertas de trabajo seguidas.
En el terreno social propone una seguridad social profesional para los trabajadores que pierdan el empleo, imponer un tributo sobre el valor añadido social y una menor cobertura médica.
Menos liberal es la idea de limitar los sueldos y privilegios excesivos de los jefes de las grandes empresas.
Para impulsar el crecimiento, además de reducir la fiscalidad, se pondrá en marcha una política industrial concentrada en algunos sectores estratégicos e inversiones masivas en investigación e innovación.
Sarkozy quiere reducir en 15.000 millones de euros los impuestos, tasas y cotizaciones desde el comienzo de la legislatura, para en 10 años llegar a bajarlos un 4%, es decir, en casi 70.000 millones de euros.
Para ello, en los próximos meses se pondrían en marcha medidas como la deducción fiscal de los intereses de los préstamos para la compra de una vivienda y la supresión de los derechos de sucesión de casi todos los hogares.
Éstas se completarían con la reducción del techo de los impuestos directos del 50%, es decir, sólo la mitad de los ingresos estarán sujetos a impuestos, y la posibilidad de deducir del impuesto sobre las grandes fortunas las sumas que se inviertan en pequeñas y medianas empresas, hasta un total de 50.000 euros.
Otra meta para las empresas es reducir al menos un 5% el impuesto de sociedades, cuyo porcentaje actual es del 33%, en una fecha no fijada.
Esta disminución podría estar condicionada a objetivos en materia de política salarial, empleo e inversiones.
A partir de 2008 desaparecería el impuesto sobre el volumen de negocios de las empresas.
Para cumplir su compromiso de bajar la deuda pública del actual 64% del Producto Interior Bruto al 60% fijado por la Unión Europea (UE) en 2012, el nuevo presidente francés quiere reducir el número de funcionarios a la mitad, dejando de reemplazar a uno de cada dos que se jubilen.
Una política específica de vivienda prevé la construcción de 700.000 viviendas en cinco años y el aval público para la compra de una de ellas.
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