“La industria tendrá que tirar del carro de la economía cuando falle la construcción”, este es el lema que comienzan a enarbolar los empresarios del sector. Para ello, la patronal de las grandes empresas, CEOE, elaborará un documento en el que figurará el diagnóstico de la situación y una lista de demandas para impulsar la actividad y la competitividad fuera del país, es decir, para promocionar las exportaciones. Se trata de un proyecto antiguo que la sustitución de José María Cuevas, al frente de la organización, ha demorado.
Responsables del sector resaltan que en España apenas existen “casas matrices” pero sí comienzan a proliferar pequeñas industrias locales, con 50 ó 60 trabajadores, dedicadas al mercado interior, que en un momento dado pueden dar el salto y salir al exterior. Igualmente aparecen talleres de laminación y de servicios en zonas determinadas como Madrid, Valencia, Navarra y Andalucía. Los expertos consideran esperanzador que “la actividad industrial sea muy diversificada y que esté localizada en muchos sitios”.
El secretario general de la patronal del metal Confemetal, Andrés Sánchez de Apellániz, defiende que la situación de su área es buena, aunque detecta algunos problemas. Plantea la necesidad de que el Gobierno mantenga la unidad de mercado con legislación común para todos los territorios a la vez que aplique rebajas impositivas; que las administraciones se coordinen mejor; y que las enseñanzas universitarias se acerquen más a las necesidades de las empresas. Añadió que otra carencia que comienza a detectarse es “la falta de suelo industrial”.
Sueldos de 1.800 euros
Asegura que los 54.000 empleos industriales perdidos en el primer trimestre del año pertenecían a otros subsectores, ajenos al metal. “Nuestras perspectivas son muy buenas”, insistió. Como prueba de sus palabras remitió a los resultados de 2006 con una media de 1.227.175 trabajadores, lo que supuso 36.325 ocupados más que en 2005 y un incremento del 3,1%.
A su juicio, los salarios españoles ya no influyen negativamente en la competitividad de las empresas, pero sí existe un grave problema laboral arrastrado desde principios de siglo, consistente en que no se encuentran trabajadores especializados como soldadores, electricistas, fresadores, caldereros, chapistas, torneros, etc. En este sentido, la administración tendría que desarrollar campañas de concienciación para que “los jóvenes y sus padres” apreciaran las bonanzas de la formación profesional que “socialmente no está valorada”. “Estamos hablando –continuó– de sueldos superiores a los 1.800 euros al mes”.
Sector masculinizado
La escasez se inició en la Cuenca del Ebro (Cantabria, País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña), después se extendió a otras comunidades como la valenciana y Castilla y León. En Madrid, la inmigración ha paliado la carencia.
El conflicto se agrava por tratarse de un sector masculinizado, en el que la mano de obra femenina brilla por su ausencia. “La industria metalúrgica todavía se asocia con profesiones que necesitan gran fuerza física. La realidad es muy distinta. Las nuevas tecnologías también han llegado y ahora existen muchas actividades de bata blanca. No se cómo vamos a cumplir con las cuotas que exige la Ley de Igualdad”, explicó con ironía.
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