Los sindicatos piden que se respete un mecanismo rotatorio
La patronal aboga porque las empresas puedan elegir a qué operarios emplean
El funcionamiento de la Agencia de Bolsa de Empleo es el principal escollo para llegar a un acuerdo final entre sindicatos y patronal del sector naval de Pontevedra. La forma de aplicar este mecanismo de rotación de los empleados en los puestos de trabajo, aprobado en mayo del año pasado y que todavía no ha entrado en vigor, ha situado las negociaciones en un callejón sin salida. Su génesis, podría decirse, es una revitalización del comunismo, puesto que supone objetivamente un reparto del trabajo entre todos, especialmente entre aquellos que en ese momento no disponen de él, con la garantía de que accederán al puesto en cuanto les toque el turno por riguroso orden cronológico de entrada en la citada bolsa.
Pero los astilleros, que en la sombra mantienen unas posiciones más duras que las empresas auxiliares, a las que les toca el papel de infantería de la negociación, abogan en este momento por introducir una variante en esa bolsa de empleo. Se trata de que puedan encadenar contratos a aquellos trabajadores por los que tengan preferencia, sin necesidad de aguardar por ellos hasta que, cronológicamente, les toque el turno. De ese modo, las empresas, sobre todo los medianos y pequeños astilleros, contarían con un trabajador del que conocen el perfil personal, sus aptitudes, su pericia profesional y la forma de relacionarse con sus compañeros en el astillero que sea.
Los sindicatos dicen que la interpretación que los empresarios hacen de la utilidad de la bolsa de trabajo es algo perversa, puesto que de ningún modo puede considerarse como un simple saco laboral, donde captar a los empleados en función de las necesidades. Es algo más, sostienen, en el sentido de que asegura cada cierto tiempo a los trabajadores un encargo en determinada obra, y, por tanto, un salario equilibrado con el resto de sus compañeros, ya que se trataría en el fondo de que todos vayan igualando los sueldos porque trabajen más o menos las mismas horas.
En segundo término, la recolocación de los trabajadores que forman parte de las empresas que serán expulsadas del sector de la provincia de Pontevedra por incumplir los términos del convenio del sector del metal, es otro de los temas espinosos del debate entre sindicatos y trabajadores. En términos globales, portavoces de las organizaciones sociales prevén que estarían afectados por esta situación más de 500 empleados, de los que la mitad corresponden a Montajes Nervión.
Cuestión de tiempo
La discusión se centra en si deben o no pasar a encabezar la bolsa de empleo y, de este modo, ser los primeros en firmar contratos después de quedarse sin su empleo. Los sindicatos consideran que es una condición inexcusable que estos trabajadores tengan preferencia en la bolsa para poder llegar a un acuerdo global. Como anexo a esta discusión, también surge la diferencia de interpretación sobre el plazo que se les dará a las empresas para que cumplan esta claúsula: los talleres piden tres meses de plazo, mientras los sindicatos hablan de un mes como fecha límite.
La tercera de las cuestiones espinosas se relaciona con el porcentaje de empleos fijos y cuándo se alcanzará la cifra del 45% pactado en el documento del año 2006. Los empresarios entienden que es legal su cumplimiento durante el 2007, y que no se fijó una fecha concreta durante el año en curso, sino que se expresa que puede ser a lo largo del ejercicio, en tanto que los sindicatos quieren un arreglo en el menor tiempo posible y no agotar el calendario. El convenio estipula también que en el año 2008 el porcentaje de fijos tendrá que ser del 50%.
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