El mundo cambia demasiado deprisa. La técnica avanza y puede dejar anticuado cualquier aparato de un día para otro. Por ejemplo, ya casi no se fabrican contestadores automáticos para el teléfono. Lo mismo sucede con trabajos y ocupaciones.
Siempre han desaparecido oficios. Pero antes sucedía más lentamente y daba tiempo a hacerse a la idea y a reciclarse. Se trataba, sobre todo, de oficios manuales.
Hoy, el progreso científico, y los cambios sociales nos pueden pillar desprevenidos en cualquier ámbito.
Días contados
Artesanías y oficios manuales. El fin de estos oficios es más previsible, ya que las máquinas lo hacen mejor y con más rapidez: alfarero, tonelero, cubero, cerrajero, fundidor, grabador, tallista, guarnicionero. La mayor parte de estas ocupaciones sólo perdurarán simbólicamente.
Usar y tirar. El abaratamiento de los precios reduce las reparaciones de muchos artículos. Así, desaparecen oficios como el de zapatero remendón, afilador, costurero o colchonero. Es difícil encontrar quien arregle un equipo de sonido o un pequeño electrodoméstico, porque sale más barato comprar otro.
La Red. Los expertos dicen que van a aumentar exponencialmente algunas variedades de compras por Internet. Seguiremos comprando la ropa en tiendas, pero no los libros o las películas. A los empleados de videoclubes les quedan pocas nóminas.
La enseñanza. La educación a distancia y las clases impartidas a través de la Red conducirán a la sustitución de la clase magistral por una consulta del alumno a un tutor o guía. El concepto tradicional de profesor cambiará.
Desapariciones parciales. Algunas profesiones no desaparecerán por entero. Seguirá habiendo fotógrafos de moda y paisaje, pero los fotógrafos de bodas, bautizos y comuniones se quedarán sin clientes por la calidad y sencillez de manejo de las nuevas cámaras digitales.
El pasado. Unos oficios nos gustan más que otros y cuando desaparecen nos causan nostalgia. La pérdida del oficio de verdugo puede ser recibida con júbilo, pero a todos nos entristece que ya no haya fareros, organilleros o pregoneros.
El futuro. La microespecialización es la tendencia de nuestra época. No debemos extrañarnos si los aprendizajes y titulaciones se reducen aún más y nos topamos, por ejemplo, con un anuncio que pide un cocinero especializado en arroces.
En persona
Marcial Fernández. 62 años, limpiabotas
"Nos queda muy poco de existencia"
"Cuando empecé a trabajar de limpiabotas, hace 15 años, esto era otra cosa. En la Gran Vía de Madrid no éramos tantos como ahora.
Hay mucho inmigrante que se está haciendo un hueco, pero realmente no creo que esto se pueda estirar mucho más.
Antes había más compañerismo y, además, hoy en día hay menos trabajo.
Me quedan tres años para jubilarme y ya lo estoy deseando. Creo que mi esquina la cogerá otra persona, pero tal y como están las cosas, nos queda muy poco de existencia.
Habrá algún día en el que este oficio ya no se practique".
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