Una huelga nacional organizada por la principal central obrera de Portugal afectó el miércoles los servicios públicos, pero la protesta contra las reformas económicas del gobierno no tuvo el impacto anticipado.
Tanto el subterráneo como las líneas de transbordador de Lisboa cesaron de funcionar, pero trenes suburbanos y autobuses de la ciudad circularon con horarios casi normales.
La Confederación General de Trabajadores Portugueses, la principal del país, que cuenta con unos 800.000 miembros, convocó el paro de 24 horas con el fin de protestar contra los intentos del gobierno centroizquierdista de reducir los gastos públicos y facilitar la contratación y el despido de trabajadores.
La mayoría de los empleados del sector público se sumaron a la huelga. Los sectores más afectados fueron los del correo y los de servicios sanitarios, como la recolección de basura. Algunas escuelas cancelaron las clases y muchos hospitales retrasaron intervenciones quirúrgicas.
El sector privado resultó escasamente afectado
"Se trata de una huelga parcial con consecuencias limitadas", dijo el ministro de Trabajo José Vieira da Silva en declaraciones a periodistas.
El gobierno ha reducido los beneficios de la seguridad social para los empleados públicos, ha aumentado la edad de jubilación, y ha acrecentado los impuestos a fin de reducir el déficit presupuestario, el mayor entre los 13 países de la zona del euro
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