No por repetido, el tópico deja de ser cierto. Los jóvenes españoles se marchan cada vez más tarde de casa. Para explicar el fenómeno, repetido machaconamente por los medios de comunicación, se suelen repetir las explicaciones de cabecera: viviendas caras, precariedad laboral, pocas prisas a la hora de formar una familia…
Los datos son concluyentes. A finales del año pasado, sólo un 44,3 por ciento de la población joven estaba emancipada, según el último Observatorio Joven de Vivienda del Instituto de la Juventud, correspondiente al cuarto trimestre del año 2006. A efectos prácticos, este estudio considera jóvenes a las personas que tienen edades comprendidas entre los 18 y los 34 años. A pesar de que es una tasa evidentemente reducida, se trata de la más alta que se registra en los últimos años.
Extremadura se encuentra entre las regiones con menos jóvenes emancipados, apenas un 38,9 por ciento de los jóvenes. Sólo supera en el conjunto de España a las comunidades de Galicia, Cantabria, Asturias y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Los datos muestran que las causas de la situación son muy distintas en Extremadura y en el conjunto del país, lo que hacen que también tengan evoluciones distintas. Mientras que la tasa de emancipación está creciendo a un ritmo superior al 5 por ciento anual, en Extremadura se encuentra en el mejor de los casos estancada. Incluso, retrocedió un -1,18 por ciento durante el año pasado.
Estas divergencias se deben fundamentalmente a las distintas realidades socioeconómicas. Está comúnmente aceptado que el aumento del número de jóvenes emancipados está muy vinculado con la actual coyuntura laboral. Así, la progresiva introducción de los menores de 34 años en el mercado laboral, así como un aumento de la contratación indefinida, hacen que cada vez más jóvenes se animen a abandonar el hogar familiar. De hecho, en el transcurso de los últimos doce meses, la contratación indefinida de jóvenes ha aumentado ligeramente más (+3,48 por ciento) que la contratación temporal (+3,24 por ciento). El principal 'freno' a ese proceso es, como es sabido, el elevado y creciente precio de la vivienda.
Sin embargo, las emancipaciones no crecen en Extremadura, a pesar de que es la comunidad donde es más fácil, comparativamente, adquirir una vivienda. Ello se debe a la 'extrema precariedad laboral', según el citado informe del Injuve. Ello se debe a que 'no sólo porque la tasa de paro de la población joven, pese a haberse disminuido notablemente en un año, continúa siendo muy elevada (15,3 por ciento), sino porque la intensa creación de empleo entre los jóvenes que se ha producido en los doce últimos meses (10,14 por ciento) ha redundado especialmente en una mayor proliferación de la temporalidad, que ya alcanza al 55,2 por ciento de toda la población joven asalariada'.
Esta situación hace que los jóvenes extremeños no puedan aprovechar plenamente la óptima situación del mercado inmobiliario extremeño. No es que sea la región con la vivienda más barata, como es sabido; sino que también es aquella en la que menos cuesta tener una vivienda teniendo en cuenta los salarios.
Por término medio, los jóvenes españoles venían dedicando a finales del año pasado un 69 por ciento de su salario, lo que supone un esfuerzo financiero un 21,59 por ciento mayor que el del año 2005. En el caso de un hogar joven ya existente, el coste de acceso a la vivienda se situaba en el 43,2 por ciento de la renta familiar, es decir, un 19,58 por ciento por encima del registrado en el cuarto trimestre del 2005. En comunidades como Madrid, País Vasco, Navarra o Cataluña, esta proporción se dispara hasta superar el 80 por ciento del salario. Como se ha comentado, en el extremo contrario está Extremadura, donde este coste se sitúa en el 42 por ciento. En el caso de los hogares jóvenes ya constituidos se encuentra por debajo del 30 por ciento, concretamente el 28,6 por ciento. Según el citado informe, esta situación se debe a que en la región 'el precio medio de la vivienda libre es un 51,1 por ciento inferior al de la media de España (97.420 euros) y además mantiene un moderado ritmo de crecimiento interanual (+8,39 por ciento)'.
Según hizo público hace unos días el presidente del Injuve, Mario Esteban, el aumento del esfuerzo salarial para tener una vivienda a nivel nacional es directamente proporcional al incremento de los tipos de interés. Por tanto, la situación no viene dado tanto por el precio de los pisos, cuyo incremento ha pasado del 9,83 por ciento al 9,11 por ciento, como por el repunte del tipo de interés, que ha subido hasta el 4,65 por ciento y repercute directamente sobre las hipotecas.
Algunos datos
Según se desprende de la parte del Observatorio Joven de Vivienda referida a Extremadura, a finales del año pasado había en la región unas 262.675 personas con edades comprendidas entre los 18 y los 34 años, que representaban casi la cuarta parte de la población, el 24,6 por ciento. Representa una cifra prácticamente estática, puesto que sólo ha crecido un 0,19 por ciento a lo largo del año pasado.
Como resulta evidente, el tramo de jóvenes que presenta mayor emancipación está entre los 30 y los 34 años, donde casi ocho de cada diez jóvenes ya se han marchado de casa. Por contra, sólo el 6 por ciento de los extremeños que tienen entre 18 y 24 años se han emancipado legalmente.
Como se ha comentado antes, la tasa de emancipación se mantiene casi estable, aunque crece con fuerza entre los más jóvenes y decae notablemente en el tramo comprendido entre los 25 y los 29 años. Según se explica en la terminología, posiblemente se trate de vaivenes estadísticos que no tienen un traslado efectivo en la realidad.
Finalmente, los datos constatan un total de 6.012 jóvenes inmigrantes que tienen menos de cinco años de residencia, que supone apenas un 2,3 por ciento del total de jóvenes
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