Las autoridades de la provincia china de Shanxi, en la que se han liberado hasta la fecha más de 350 esclavos, han declarado que tras investigarse los hornos de ladrillos locales se ha descubierto que en ellos se empleó como mano de obra ilegal a más de 53.000 trabajadores llegados de otras regiones.
Según señaló un miembro del congreso provincial en declaraciones recogidas por la agencia Xinhua, de los 3.347 hornos inspeccionados 2.036 eran ilegales.
Miembros de la Asamblea Popular Nacional (Parlamento) han defendido la aplicación de una normativa laboral para defender los derechos de los trabajadores, tras un escándalo en que han quedado en evidencia la implicación y negligencia tanto de las fuerzas de seguridad como de las autoridades locales, y que no saltó a la luz hasta que 400 padres de niños secuestrados para realizar trabajos forzados recurrieran a internet para denunciar la situación.
El pasado viernes el gobernador de Shanxi, Yu Youjun, aseguró sentirse 'compungido y desolado' por el suceso (que también se ha extendido a la provincia vecina de Henan) y aseguró asumir la culpa de un caso que 'ha influido negativamente dentro y fuera de China', señaló.
De acuerdo con los datos facilitados, 45.000 policías han inspeccionado en las dos provincias un total de 8.000 hornos y minas de pequeño tamaño para acabar con los casos de trabajadores esclavizados.
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