'La situación es insostenible', aseguraba el presidente del comité de empresa de Alimentos Refrigerados S. A. (Alresa), José Antonio Rivilla La plantilla de la popular 'choricera' segoviana ha alcanzado un grado de impaciencia que roza el desborde del vaso. La tensa calma mostrada hasta ahora por los trabajadores de la factoría dedicada a la producción cárnica está a punto de estallar. Hoy decidirán si dan una vuelta de tuerca más a las medidas de protesta para defender la totalidad de los más de 230 puestos de trabajo directos que contempla en la actualidad.
La concentración llevada a cabo por los integrantes del comité de empresa fue un pulso de la situación desesperada que padece el personal de la factoría segoviana. Rivilla se cansó de augurar que la paciencia de los empleados está llegando a su límite. De hecho, apuntó que entre las actuaciones que se barajan para reivindicar el mantenimiento de la producción y de los contratos está el comienzo de un calendario de huelgas.
'Se van a tomar medidas y no se descarta que se deje de trabajar', indicó el presidente del órgano representativo de los operarios de la 'choricera'. Estas actuaciones se debatieron ayer y es posible que de ese encuentro entre el personal de la factoría cárnica pueda surgir la radicalización de las protestas a través de la convocatoria de paros.
Rivilla no se mostró muy partidario de este camino, ya que los que saldrían perdiendo serían los propios empleados, explicó a grandes rasgos. Sin embargo, dejó claro que la decisión será consensuada por la propia plantilla porque 'ya no aguantan más', recalcó el presidente del comité durante la manifestación que se desarrolló a las once y media de la mañana del martes en el Azoguejo.
Además de las pancartas en las que reclaman que se garantice el futuro de los empleos de la 'choricera' y del sector agroalimentario en la provincia segoviana, los integrantes del comité regalaron ayer chorizo y salchichón a los transeúntes que se encontraban a su paso. Al menos, los representantes de los trabajadores dejaron un buen sabor de boca y arrojaron algunas gotas de humor en una situación que es extrema.
Mientras ofrecían degustaciones de los embutidos que salen de la factoría segoviana, reivindicaban la conservación de la planta y de los empleos mediante lemas como 'Guerra, guerra, guerra, la 'choricera' no se cierra'. No se libraron ni los peatones ni los conductores. Y es que la movilización de ayer incluyó una marcha desde el Azoguejo hasta las puertas de la Diputación Provincial y de los juzgados que hay enfrente. En el recorrido, la quincena de manifestantes hicieron un amago de interrumpir el tráfico para abordar con los embutidos a los conductores que circulaban por San Juan y San Agustín, aunque siempre sin ánimo de causar molestias.
Futuras reuniones
Una representación subió hasta el despacho del presidente de la Corporación, Javier Santamaría, quien se encuentra de vacaciones; aunque la secretaria les transmitió que en cuanto vuelva llamará al comité para promover una reunión sobre la crisis. Tras la escala en la Diputación, la manifestación se trasladó a la sede de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León, en la plaza Reina Doña Juana. Allí volvieron a sonar las sirenas y los trabajadores repartieron de nuevo embutidos de la fábrica.
El secretario territorial, Juan José Sanz Merino, recibió a dos de los portavoces del comité y se interesó especialmente por la situación de los atrasos en las nóminas. El delegado territorial, Luciano Municio, se encontraba en esos momentos en la capital vallisoletana. En esta línea, Rivilla señaló que la mayor preocupación que tienen los empleados de la factoría segoviana es el cobro de los atrasos. De momento, la empresa les adeuda la nómina de junio y el sueldo de los días trabajados de lo que va de julio, además de cerca del 66 por ciento de la extraordinaria.
'Están ahogados', comentaban indignados los miembros del comité, quienes además auguraron mayores dificultades a la hora de cobrar estos retrasos, ya que la época estival es en la que la compañía engorda las cartillas de los empleados mediante los pagos de los promedios de primas en agosto y la bolsa de verano que se ingresa este mismo mes. José Antonio Rivilla se mostró pesimista ante la posibilidad que este dinero llegue al completo y a tiempo para que las retribuciones a la plantilla se pongan al día.
Llamamiento de auxilio
Los portavoces demandaron la urgente intervención de las administraciones, 'la que sea', dijo el presidente del órgano de representación de la plantilla. La llamada de auxilio financiero responde a la incapacidad manifestada por la propia empresa para hacer frente a las deudas contraídas con los operarios de la planta cárnica, según han explicado fuentes del comité de Alresa.
Los responsables sindicales consideran que la propuesta de regulación de empleo presentada por la compañía, que consiste en el recorte del personal en 129 efectivos, requiere 'una salida digna' para las 121 jubilaciones anticipadas que afectarían a los trabajadores de más de cincuenta años, apuntó el presidente del comité.
El importe de estas bajas asciende, según las estimaciones del personal de la fábrica, a unos quince millones de euros. Para el comité, es imperioso que las administraciones públicas intervengan para evitar el cierre definitivo de la 'choricera'. De momento, está a la espera de concertar una entrevista con la nueva consejera de Agricultura y Ganadería de la Junta, Silvia Clemente.
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