La mayor parte de estos trabajadores proceden de países latinoamericanos como Ecuador, Perú, Colombia y Argentina y dentro de los no sudamericanos, los italianos incrementan su presencia en la hostelería durante los meses de verano, especialmente en las provincias de la costa.
Según Randstad, los trabajadores inmigrantes se quedan en verano en Madrid, Barcelona y provincias limítrofes como Guadalajara y Toledo, mientras en la costa de Levante y Andalucía se detecta un aumento de jóvenes españoles y comunitarios.
El informe refleja además casos curiosos, como el de Extremadura, donde en verano más del 95% de los trabajadores de la hostelería son españoles. Ello se debe a la baja concentración de población extranjera que, en general, presenta esta comunidad autónoma y que es inferior al 10%.
Un ejemplo de todo lo contrario es Guadalajara, que cuenta con un alto porcentaje general de trabajadores inmigrantes (más del 32%). En esta provincia, más del 65% de las personas que durante la época estival trabajan de camareros de barra y banquetes y de camareras de pisos son extranjeros.
En este sentido, el estudio revela que casi el 100% de las camareras de piso de los hoteles son de origen extranjero, con un aumento del personal de los Países del Este durante 2007. Desde la inclusión de estos países en la UE, la media de trabajadores de la hostelería ha pasado en Madrid y Barcelona de menos de un 8% en 2005 a más del 30% en 2007.
De acuerdo con los datos de contratación de Randstad, las provincias que concentran un mayor número de trabajadores extranjeros en general son Lleida (51%), Girona (35%), Guadalajara (32%), La Rioja (25%), Zaragoza (25%), Navarra (23%) y Baleares (22%). En el oeste de España, por el contrario, se concentran menos de un 5% de trabajadores inmigrantes.
Los colombianos y los ecuatorianos trabajan principalmente en Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza y Guadalajara. De hecho, el 80% se concentra en estas cinco provincias. Los trabajadores marroquíes tienen una fuerte presencia en Cataluña y Extremadura, mientras que los rumanos trabajan en un 70% de los casos en Madrid y Guadalajara, y solo un 5% de ellos en Barcelona.
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