Harto del tráfico enloquecedor, un empleado de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (Washington D.C.) prefiere llegar a su trabajo remando.
El húngaro Gabriel Horchler, de 63 años, era uno de los trabajadores frustrados que manejaba su motocicleta por el tráfico del la autopista Anacostia.
Pero un buen día, hace más de siete años, el río Anacostia, que corre paralelo y despejado a la autopista del mismo nombre, llamó su atención.
Ahora él se levanta temprano y sale de su casa en Cheverly en bicicleta hasta el lugar donde guarda su bote de fibra de vidrio de 21 pies (6,40 metros) de largo. De allí camina a la ribera con sus remos, se saca los zapatos, entra a su bote, y rema por el sereno río.
Así empieza su día
Rema 6,5 millas (10,4 km), tras montar en otra bicicleta del río a su trabajo. Todo el tramo lo hace en cerca de una hora y media.
Horchler describe su rutina como pocas personas lo harían: "el mejor momento de mi día".
La rutina es posible debido al horario flexible de la Biblioteca del Congreso, que permite que sus empleados lleguen entre las 6:30 y 9:30 de la mañana; política diseñada en parte para beneficiar a los empleados que conduzcan por las carreteras castigadas por el tráfico.
El llega a su empleo –donde trabaja como jefe de equipo que cataloga la sección de leyes de la biblioteca– en pantalones cortos y camiseta. Se asea en la ducha para empleados y se pone ropa de trabajo.
Rema sólo de ida o vuelta, siempre y cuando lo permita el clima, de marzo a noviembre. Un día él rema de ida y regresa en tren subterráneo; otro día toma el tren subterráneo a su trabajo y rema a casa.
"Llegas en buen estado mental", asegura. "El resto del día como que puedes hacerte cargo de cualquier cosa porque ya has logrado algo", explicó.
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