Los pescadores y armadores de artes fijas y palangreros del Cantábrico amenazaron ayer con iniciar una huelga el próximo 31 de agosto si la Administración no frena la «inestabilidad» de los precios del bonito y de la merluza. Esta inestabilidad está, a juicio de los afectados, ocasionada por la «entrada incontrolada y masiva» de capturas de importación. La principal reivindicación que harán llegar aproximadamente 600 armadores de todo el Cantábrico -treinta del puerto avilesino- a la ministra de Pesca es que se incrementen los aranceles para todos los países extracomunitarios que pretendan exportar pescado a España.
Dicho incremento arancelario contribuiría, según el presidente de los armadores de artes fijas, Víctor Lanzas, a proteger los productos autóctonos con el consiguiente incremento de los precios. «Igualmente pedimos que se adopte un férreo control sanitario. Para ello el Gobierno estatal deberá aprobar una serie de disposiciones que sirvan para dificultar la importación de pescado de terceros países», matizó Lanzas, quien anunció que su asociación, así como otras entidades pesqueras, se unirá a la huelga anunciada por los pescadores si no reciben una respuesta de la ministra, Elena Espinosa.
«Estamos todos unidos; la caída de los precios afecta a los pescadores, pero también a los armadores de artes fijas y palangre, a los de bajura… Todos los que vamos a la merluza y al bonito sufrimos lo mismo y parece que a la Administración no le interesa solucionarlo», dijo Lanzas. El presidente de los armadores de artes fijas fue más allá en su crítica y dijo que, a día de hoy, su asociación apoya al Gobierno francés, que apuesta por la creación de un «escudo sanitario europeo» para controlar la seguridad y calidad de los alimentos de terceros países.
«Se considera fundamental la adopción de medidas necesarias encaminadas a la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no regulada. Nosotros instamos al Ministerio a que refuerce todos los mecanismos de control, especialmente los fronterizos», añadió el presidente de los armadores de artes fijas.
Lanzas, que coincidió con los pescadores del Cantábrico en sus reivindicaciones, exigió además una campaña en la que se informe al consumidor de la procedencia de los productos, así como que se vigile el trabajo de los comercializadores. Para los pescadores, la entrada de pescado de importación es la causa de la «muerte agónica» que vive el sector.
«En los últimos diez años hemos visto que nuestro poder adquisitivo se ha reducido a niveles que, en ocasiones, no llegan al salario mínimo», señalaron los pescadores mediante un comunicado. Afirman, además, que, por el bien del sector, un número mayoritario de tripulantes de barcos comunitarios y barcos boniteros se ha comprometido a iniciar una huelga el próximo 31 de agosto si antes del próximo día 15 los armadores no toman cartas en el asunto. Los armadores, que ya les han dado su apoyo, esperan una respuesta de la Ministra a sus reivindicaciones en los próximos días.
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