El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, afirmó su voluntad de ir "mucho más lejos" en la flexibilización de las 35 horas de trabajo semanal y en la reforma fiscal, así como mejorar el poder adquisitivo y la competitividad, con el fin de relanzar el crecimiento económico.
"Nos falta un punto de crecimiento para resolver nuestros problemas, para que el futuro vuelva a ser una promesa", dijo el jefe de Estado conservador, en un discurso de en torno a una hora ante la Universidad de verano de la principal patronal francesa, el Medef, en Jouy-en-Josas (afueras de París).
Era la primera vez que un presidente francés intervenía ante ese foro, al que asisten numerosos empresarios, además de invitados como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y otros miembros del Ejecutivo comunitario.
El Elíseo había anunciado que en esta intervención Sarkozy presentaría la segunda fase de sus reformas económicas, tras el paquete fiscal adoptado en los primeros cien días de su mandato.
Pero hubo pocos anuncios concretos y, en cambio, la repetición de muchas promesas de su campaña electoral.
En un tono voluntarista, Sarkozy aseguró que no permitirá a nadie obstaculizar o desvirtuar la "ruptura" prometida, y que la llevará a cabo "en el diálogo, la concertación y negociación".
En materia laboral, dijo que quiere ir "mucho más lejos" en la flexibilización de la ley de las 35 horas semanales de trabajo, una reforma estrella de la izquierda que, para él, no sólo fue un grave error económico sino que también fue dañina para los salarios.
El "paquete fiscal" adoptado el mes pasado ya incentiva las horas extraordinarias con alivios fiscales y de cotizaciones sociales.
También en materia laboral, Sarkozy abogó por la posibilidad de una "separación amistosa" entre empleador y trabajador cuyas condiciones "podrían ser fijadas de antemano".
El objetivo de la negociación entre los interlocutores sociales sobre el contrato de trabajo es "más libertad y previsibilidad para el empleador y, a fin de cuentas, más protección para el asalariado", sentenció.
Sarkozy quiere que la fusión entre las redes operativas de la Agencia Nacional de Empleo y el seguro de paro sea decidida de aquí a fin de año, "con los interlocutores sociales".
"Quiero desempleados mejor indemnizados y acompañados. La contrapartida es que ninguno pueda rechazar varias ofertas de trabajo correspondiente a sus aptitudes sin ser sancionado", dijo.
Al anunciar que quiere ir más lejos en la reforma fiscal, mencionó una reducción de la imposición del trabajo, la revisión de las retenciones obligatorias, y un debate sobre la tasa profesional, el impuesto sobre los salarios y las cotizaciones sociales.
"Hay que tener el valor de decirlo: no podemos seguir gravando tan masivamente el trabajo, la inversión y la producción de riqueza, en lugar de la riqueza producida", afirmó.
Sobre el poder adquisitivo, quiere ir "más lejos" en la competencia, con el objetivo de hacer bajar los precios al consumo -denunció los "índices de precios que no significan nada"-, y abogó por la libertad de los comercios para abrir los domingos.
Prometió llevar a cabo una reforma del Estado, incluida la lucha contra el despilfarro y el fraude, y mantuvo su objetivo de reemplazar a sólo uno de cada dos funcionarios que se jubilan, pero de forma progresiva y en concertación con los funcionarios.
Se alzó contra la "penalización" del derecho mercantil y dijo haber pedido al Ministerio de Justicia que prohíba la práctica de las denuncias anónimas.
El presidente contrapuso repetidamente los hogares y los empresarios a los "especuladores" y "depredadores financieros.
Uno de los hilos conductores de su intervención fue que hará todo lo posible para reducir las trabajas administrativas de las empresas e impulsar su competitividad, pero ellas deben poner de su parte para mejorar los sueldos y condiciones laborales de los trabajadores.
El discurso del presidente, que repetidamente evocó el rechazo de los franceses a la "injusticia", fue aplaudido por la presidenta del Medef, Laurence Parisot, y criticado por varios sindicatos y la oposición de izquierdas.
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