Las fuertes turbulencias financieras de las últimas semanas y datos macroeconómicos desfavorables como el desempleo de agosto han sembrado una duda que está en boca de todos.
La posibilidad de que el actual ciclo económico, de catorce años de crecimiento, haya llegado a su fin, centra incluso la discusión política en plena precampaña electoral, aunque analistas consultados por Efe insisten en que la economía española está aún lejos de pasar de la expansión a la recesión.
Según estos expertos, el cambio de ciclo aún no se ha producido ni lo hará a corto plazo, porque la economía seguirá creciendo, aunque lo hará a niveles inferiores a los registrados hasta ahora.
La desaceleración económica figuraba ya en las previsiones del Gobierno y los expertos, que ven en ella una vertiente positiva: Es mejor crecer menos si se crece más equilibradamente.
Pero la inestabilidad en los mercados financieros provocada por la crisis de las hipotecas de alto riesgo estadounidenses ha hecho que muchos aventuraran una moderación más brusca de la calculada.
"España aguantará bien"
El propio vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, reconocía esta semana la situación de "incertidumbre e indefinición", aunque el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, insistía en que "España está preparada para afrontar la crisis".
Desde la oposición se hacía una lectura bien distinta, y Mariano Rajoy aseguraba que "la herencia económica" del Partido Popular se ha dilapidado y reclamaba al Ejecutivo reformas económicas urgentes.
Frente a la polémica política, los analistas coinciden en que la desaceleración económica era natural, pues las elevadas tasas de crecimiento registradas en los últimos años no eran sostenibles.
De acuerdo con los últimos datos de la Contabilidad Nacional, el Producto Interior Bruto (PIB) creció en el segundo trimestre de 2007 el 4 por ciento, una décima menos que en el trimestre anterior.
Esa décima menos, según indicó el director de Coyuntura Económica de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), Ángel Laborda, ha inaugurado la fase de desaceleración del ciclo económico, pues "parece que la fase ascendente alcanzó el máximo en el primer trimestre" de este año, añadió.
Momento de expansión por condiciones peculiares
El "extraordinariamente largo" periodo de expansión iniciado por la economía en 1993 estuvo motivado, según el director del Servicio de Estudios de Caixa Catalunya, Xavier Segura, por "condiciones peculiares" derivadas de la entrada en la UE, la fortaleza del euro y la estabilidad en los tipos de interés en la zona euro.
Los expertos entienden que, más que de un cambio de ciclo, hay que hablar de un cambio de "tendencia", en el que la economía camina hacia un crecimiento más sostenible, menos dependiente de la construcción, aunque el impacto de la crisis financiera pueda restar unas décimas.
Así, varios analistas mantienen las previsiones de crecimiento en el entorno del 3,8 por ciento para 2007 y del 3 por ciento para 2008, en línea con las del Gobierno.
Algo más restrictivo, Ángel Laborda rebaja el crecimiento del próximo año hasta el 2,9 por ciento, como consecuencia del encarecimiento del préstamo, que repercutirá en el consumo, y del ajuste en el sector de la vivienda, que "se está produciendo a un ritmo más rápido de lo que en principio se preveía".
Respiro para las familias
La decisión del Banco Central Europeo de mantener los tipos de interés en el 4 por ciento, reclamada desde el entorno financiero ante la actual falta de liquidez y la subida de los tipos de cambio interbancarios, ha dado un respiro a los mercados y a las familias con hipotecas.
Los analistas se dividen entre quienes consideran que esta decisión es positiva pues sirve para generar confianza, y otros que hacen hincapié en que la prioridad del BCE debería haber sido contener la inflación y, por tanto, mantener la subida de tipos anunciada antes de la crisis hipotecaria.
Con independencia del alcance final de la crisis sobre la financiación de las empresas, el consumo y el empleo, algunos analistas, como Segura, recuerdan que España, con unas tasas de crecimiento por encima de las de la Unión Europa, puede encarar la futura desaceleración desde una "atalaya privilegiada".
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