19 de septiembre de 2024
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El código no escrito de la elegancia en la empresa

El código no escrito de la elegancia en la empresa

"Quizás muchos no se dan cuenta de que, en el plano de la competitividad, una de las cosas que puede distinguir a un individuo de otro es saber comportarse en público y ser educado". Suenan más como una advertencia que como un consejo las palabras de Sibilla della Gherardesca, autora de 'Las buenas maneras en la empresa como factor de éxito', publicado por Sperling&Kupfer.

Y es que el que crea que el estilo y la elegancia en las formas y en el vestir no tiene la misma importancia que el buen hacer laboral se equivoca. En esta época en la que las empresas invierten mucho tiempo y dinero en construir su imagen y su credibilidad no se puede permitir que las destruyan un par de vaqueros o un chicle mascado con la boca abierta.

Entre los jóvenes

De ahí que los directores de personal estén rescatando el vademécum de la buena educación, que no conoce jerarquías y que vale también, y sobre todo, para el trabajo. Una exigencia que, por lo demás, se siente incluso durante el período de formación, como cuenta Della Gherardesca, a la que profesores del master en comunicación del Instituto Cesare Alfieri de la Universidad de Florencia han reclamado su ayuda preocupados por los comportamientos públicos de sus estudiantes.

"La forma de vestir en el trabajo, la forma de saludar y la forma de presentarse son preguntas que me hacen muchísimo -recuerda Della Gherardesca-, porque, sobre todo entre los jóvenes, se advierte el deseo de aprender ciertas reglas". Además, el hábito hace al monje. Y de qué manera. El 'dress for success' (vestido para el éxito), que es también el título de una canción de Roxette, deja la moda y las tendencias a las puertas de los lugares de trabajo más cotizados.

Ver para creer

Hemos entrado en las sedes de algunas grandes empresas. Grupos de asesoría financiera como PricewaterhouseCoopers y Accenture son los más tradicionales, y disponen de unas normas de vestir escritas. Así lo confirma Claudio Ceper, socio mayoritario de Egon Zendher, que, aunque admite que "el rigor es menor que antes, la forma de vestir no es una cuestión secundaria.

Tanto es así que una de las primeras cosas que hacen los recién llegados, sobre todo lo que acaban de licenciarse, es hacerse un nuevo fondo de armario. Hasta no hace mucho tiempo, si alguien iba a trabajar con zapatillas de deportes o con vaqueros le mandaban a casa a cambiarse".

Traje y corbata, imprescindibles

"Es verdad que hay menos rigidez en la forma de vestir -asiente el jefe de personal y miembro de PricewaterhouseCoopers, Mariano Arcelloni-. A mediados de los años 80, en nuestra empresa era obligado venir a trabajar con traje gris, corbata, camisa blanca o azul y zapatos negros. Con el paso de los años, las normas se han flexibilizado, pero siguen obligando a traje y corbata para los hombres, y se prohíben los piercings y los tatuajes visibles".

Ahora bien, en el mundo de las finanzas hay una empresa que va en contra de las tendencias actuales. Es una entidad que, cuando se llamaba Credito Italiano, se promocionaba como el banco de la chaqueta cruzada. El Unicredit de Alessandro Profumo propuso, para el verano, adoptar una forma de vestir informal en las oficinas, con el fin de racionalizar el uso del aire acondicionado, como hizo también la compañía energética Eni.

En Fiat, donde el consejero delegado, Sergio Marchionne, inauguró el nuevo curso presentándose, como en otras muchas ocasiones, en mangas de camisa y pantalón de jugar al golf, dicen que no hay reglas y que la única exigencia es adecuar la forma de vestir a las circunstancias.

La ruptura de Google

Para que cambie el discurso, hay que adentrarse en las empresas de moda, publicidad e informática. La única que admite abiertamente la ruptura de esquemas y tradiciones es Google, donde no existe ningún código de vestuario. "Nosotros apostamos por las personas y por sus cualidades y, una vez comprobado que se trata de personas inteligentes creemos que, según lo que tengan que hacer, también sabrán vestirse adecuadamente. ¿Qué hay de malo en venir a la oficina en deportivas, si hay que trabajar cara a cara con el ordenador?".

Por lo demás, en la historia de la empresa de Larry Page y Sergey Brin se recuerdan unas célebres palabras de Susan Wojcicki, la mujer en cuyo garaje nació esta compañía tecnológica y que en la actualidad es una de las gerentes superiores del grupo empresarial: ¿el código de vestuario para Google? Usted debe llevar ropa".

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