Italia y Francia se enfrentan en estos días a reformas de amplio calado en sus respectivos sistemas de pensiones. El Gobierno francés quiere endurecer las condiciones para jubilarse en una quincena de regímenes especiales, que afectan a 1,6 millones de personas. Y el de Romano Prodi acaba de ganar un referéndum convocado para elevar a 58 años la edad mínima para jubilarse, frente a los actuales 57.
Las dos reformas tienen algo en común: la preocupación de algunos de los países más significativos de Europa por el futuro del Estado de bienestar. Pero los dos siguen procedimientos políticos distintos: mientras el Gobierno nombrado por Nicolas Sarkozy intenta imponer sus medidas a los colectivos afectados, el Ejecutivo de Prodi pretende suavizar una reforma aprobada por el Gobierno de su antecesor, Silvio Berlusconi. Éste elevó a 60 años la edad mínima para retirarse, una medida que debería haber entrado en vigor, de golpe, en 2008. Prodi propone aplicarla de manera gradual, subiendo el año que viene a 58 años, y poco a poco hasta alcanzar los 60.
La propuesta del Gobierno de Prodi ha sido sometida esta semana a un referéndum consultivo entre trabajadores y jubilados. El 81% aprobó la propuesta gubernamental, que también incluía otras medidas en el área de la protección social. Los votos en contra proceden básicamente de la izquierda radical, que ha
convocado una manifestación en Roma para el próximo día 20. La convocatoria parece haber perdido fuelle a la vista de los resultados abrumadores del referéndum.
La medida ha recibido amplias críticas también desde sectores del mundo financiero, por suponer el enésimo aumento de la partida de gasto estatal.
Desde los años noventa, el gasto de Italia en pensiones es el más alto de Europa. En 2004, último año que facilita Eurostat para comparar datos homogéneos, Italia dedicaba a ello recursos equivalentes al 14,7% de su PIB. Sólo Austria superaba también el umbral del 14%. Alemania, tercera clasificada, invertía el 13,3%. Francia el 13,1%. España seguía a mucha distancia, con el 9,2%. Las dos legislaturas del PP supusieron un retroceso desde el 10,3% dedicado a pensiones en 1996.
La maniobra del Gobierno de París va precisamente en la dirección de reducir la generosidad de algunos sistemas de jubilación. El ministro francés de Trabajo, Xavier Bertrand, ha presentado esta semana un documento cuya idea clave es armonizar los regímenes especiales con los demás, elevando el periodo de cotización necesario para obtener el máximo de pensiones desde los 37,5 hasta los 40 años. La transición se haría gradualmente, completándose en 2012.
Ante la propuesta del Ejecutivo, los sindicatos franceses han anunciado una huelga para el próximo día 18. Algunos sondeos indican que la mitad de la ciudadanía considera justificada la huelga, dato considerado sorprendente por muchos observadores, ya que los regímenes especiales afectan a una fracción reducida de la sociedad. Francia e Italia ocupan las últimas posiciones europeas en cuanto a tasa de empleo entre las personas que tienen entre 55 y 64 años.
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