Los chicos de la casa estallaron de bronca y a grito pelado porque, en la compra semanal que les permite contar con la alimentación y los vicios para la semana, solo se les permitió conservar matamosquitos. Sí, son fundamentales en estas épocas de insectos como aviones, pero a la hora de comer o de fumárselos, la cuestión puede ser más complicada.
La cuestión ya venía mal barajada desde el inicio de la semana, cuando los chicos fallaron en un par de pruebas semanales de destrezas, en las que, tras cebarse y apostar la mayoría del tiempo con que suelen contar para comprar en el supermercado interno que se les monta, perdieron.
Entonces, sólo les quedaron 21 segundos para pasar la persiana y cargar mercaderías en el carrito. Si bien no son tontos y ya sabían que era muy poco tiempo para hacer una compra digna, el tema se desmadró y estalló.
Los encargados de ingresar al lugar fueron Esteban y Soledad, con suerte diversa. Si bien arrancaron rápido cargando cosas, a la chica se le cayeron de la góndola un par de rejillas de cocina y no las levantó del piso ni para devolverlas a su lugar ni para cargarlas en el changuito.
Pasaron los 21 segundos y, más allá de lo poco que habían cargado, los chicos estaban conformes. Sin embargo, la voz de GH les advirtió que habían violado el reglamento y que la prueba iba a ser sometida a una suerte de telebin. Porque, les dijo, si se cae algo y no lo levantan, todo el resto de la mercadería queda anulada.
Tras varios minutos, en los que los chicos conjeturaban mientras en vivo el panel encabezado por Mariano Peluffo ya especulaba con la cuestión, Big Brother les dijo lo peor: “Chicos, solo pueden contar con el repelente”, que fue lo único que habían cargado antes de ese “incidente”.
Para qué!!!! Los chicos estallaron. Así, mientras Soledad se largó a llorar desconsolada sintiéndose culpable por la cuestión, Esteban empezó a chicanear a Gran Hermano y a discutir a los gritos la determinación que consideraba injusta. Hasta que fue llamado a silencio y al confesionario a charlar y argumentar.
El resto, con reacciones distintas. Celeste lloraba y Andrea gritaba (lo que no le cuesta mucho) su indignación. Nada le alcanzó y marche preso.
Y mientras comenzaban las especulaciones sobre lo ocurrido, Soledad planteó, como venganza ante la determinación de la casa: “Hay que hacer huelga, todos sin hacer nada, sin hablar”.
Y así, mientras algunos plantearon directamente no participar en las típicas fiestas de sábado, Andrea denunció: “Está todo preparado, porque la prueba estaba hecha para perder”.
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