La propuestas de la Unión Europea orientadas a reducir las emisiones de CO2 suponen un incremento sobre el coste final del vehículo que repercutirá en mayor medida sobre los coches más pequeños, que son precisamente los que se fabrican en las plantas de producción españolas, según advirtió ayer el director general de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), Luis Valero.
Valero, que realizó estas declaraciones durante la conferencia 'Factores de Competitividad para la Industria Española de Automoción' organizada por ESADE, explicó que las fábricas españolas se centran especialmente en la producción de vehículos pequeños, que son sobre los que más influye el incremento del precio final, en comparación con los automóviles de gama alta.
El director general de la Asociación destacó el compromiso de los fabricantes europeos de automóviles a la hora de reducir las emisiones de gases contaminantes de sus productos. Por ello, resaltó que firmaron un acuerdo por el que se comprometían a situar sus emisiones medias de CO2 en 140 gramos por kilómetro en 2008, así como a contar al menos con un modelo que emitiera por debajo de 120 gramos.
En este sentido, destacó que desde 1995 la industria de la automoción ha disminuido un 13% sus emisiones, aunque criticó la falta de apoyo fiscal a estas iniciativas y la escasa acogida por parte del mercado hacia estos modelos menos contaminantes, puesto que la demanda se orienta hacia coches más potentes y de gamas superiores.
Valero destacó que frente a esta iniciativa la Unión Europea propuso una legislación en la que se recogen unas emisiones de 120 gramos de CO2 por cada kilómetro para 2012, lo que en su opinión es un plazo demasiado corto para lograr este objetivo.
No obstante, subrayó que recientemente el Parlamento Europeo recogió la demanda de un mayor plazo por parte de los fabricantes y estableció el límite de 125 gramos de emisiones de CO2 medias por kilómetro para 2015.
Ante estas propuestas, el director general de Anfac resaltó que la mejora tecnológica necesaria para amoldarse a esta legislación requiere una fuerte inversión que repercutirá sobre el precio final del vehículo y especialmente en los de gama baja, que son los que más sufren los aumentos de costes.
FISCALIDAD Y PLAN PREVER.
Por otra parte, Valero se mostró a favor de la entrada en vigor del nuevo Impuesto de Matriculación que está dividido en cuatro tramos en función de las emisiones de CO2 de los vehículos, puesto que el 70% de los coches que se matriculen en 2008 tendrán que pagar menos impuestos.
Además, reconoció que la nueva fiscalidad está en línea con la disposición de la Unión Europea sobre la reducción de las emisiones de dióxido de carbono sin primar ninguna tecnología en especial, como los híbridos o los coches eléctricos.
Sin embargo, criticó la eliminación del Plan Prever, al que se han acogido 3,5 millones de operaciones desde su entrada en vigor, puesto que es una medida eficaz para la retirada del mercado de los coches más contaminantes y menos seguros.
INDUSTRIA ESPAÑOLA.
Por otro lado, Valero expuso que uno de los principales problemas que afronta la industria española de automoción es la falta de rentabilidad, que se sitúa en el 0,5% en comparación con el 1,9% registrado a nivel mundial.
El director general de la Asociación resaltó que este bajo nivel se produce en un sector con una rentabilidad especialmente reducida en comparación con otras ramas. Esta baja rentabilidad se produce, en su opinión, por diversos factores como la elevada competencia, el exceso de capacidad instalada o la continua renovación de modelos.
Por otro lado, destacó la importancia que tiene la industria la automoción para la economía española, puesto que representa el 4,9% del PIB y porque recibe unas inversiones anuales de cerca de 1.500 millones de euros. Igualmente, aseguró que en los últimos cinco años el sector de automoción ha invertido 5.000 millones de euros en el país.
En este sentido, explicó que la industria de automoción afronta diferentes retos como la reducida flexibilidad de sus plantas, las altas cuotas a pagar a la Seguridad Social o los costes de la mano de obra. No obstante, resaltó que ésta cuenta con otros puntos fuertes como el elevado nivel de productividad, la preparación de la mano de obra, la paz social o la fortaleza del sector de componentes.
Ante ello, Valero abogó por fomentar la formación continua, por favorecer el buen clima social, así como por cambiar la normativa mercantil y laboral, por reducir los costes de la energía y la mejora de la logística.
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