Barceloneses y madrileños son los españoles que más a menudo comen fuera de casa, pese a ser las ciudades donde el menú sale más caro de media, según un estudio de la Federación de Usuarios Consumidores Independientes sobre los hábitos alimenticios relacionados con la jornada laboral.
Si la media nacional de personas que no comen en el hogar habitualmente es del 60 por ciento, la situación cambia en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona, donde un 81 y un 79 por ciento de la población come fuera de casa, respectivamente, frente a otras localidades más pequeñas, como Toledo o Cáceres, donde el porcentaje se reduce hasta el 40 y el 45 por ciento, respectivamente.
Además, también el importe de las comidas varía mucho en función, entre otras cosas, de la ciudad, que puede hacer que el gasto varíe hasta en 88 euros. Así, mientras la media nacional es de 204 euros al mes, Barcelona y Madrid vuelven a liderar el 'ranking' de las ciudades más caras para comer fuera, con un coste medio de 12 euros. En el polo opuesto se encuentran Cáceres, Toledo, Oviedo y Santander, donde el coste medio es de ocho euros.
Otro de los factores que influye en el importe de las comidas es la renta de cada individuo y la decisión de dónde comer, por lo que los gastos oscilan entre los 100 y los más de 300 euros. Por otra parte, la tónica general es que los españoles que comen fuera de casa opten por el menú (80 por ciento), frente a un 6 por ciento que come a la carta. También se observa una tendencia creciente en las personas que se llevan la comida a la oficina (15 por ciento).
Factores para elegir
La elección de los platos depende mucho de cada ciudad y está ligada al clima. Así, en el norte, optan por platos de cuchara, mientras que en Levante eligen más verduras. No obstante, del informe se desprende que los españoles siguen siendo carnívoros (21 por ciento), aunque crece el porcentaje de los que comen pescado (16 por ciento).
Respecto a la bebida elegida para acompañar las comidas, casi la mitad de los encuestados opta por el agua (45 por ciento), y entre las bebidas alcohólicas, la cerveza (22 por ciento) sigue ganándole la partida al vino (18 por ciento), aunque éste es más popular que los refrescos (10 por ciento).
La mayoría de los consumidores elige restaurantes cercanos a su lugar de trabajo que dispongan de menús económicos con comida casera (78 por ciento), frente a un porcentaje –que desciende progresivamente– que opta por la llamada 'comida rápidà (16 por ciento).
Por otro lado, el informe concluye que, aunque más de la mitad de los encuestados reconoce que alguna vez en su vida se han sentido engañados a la hora de comer, tan sólo un 6 por ciento asegura que ha puesto una reclamación para denunciar algún tipo de agravio.
Entre las quejas más comunes a la hora de comer se encuentran las facturas inadecuadas, que concentran más de la mitad del total (55 por ciento), seguidas por un mal servicio (28 por ciento), o por la falta de higiene (13 por ciento) del establecimiento.
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