La llamada del presidente de Rumanía, Traian Basescu, a sus compatriotas para que regresen a su país para asumir el ritmo de crecimiento tendrá 'escasa' repercusión a cinco años vista. Así al menos opina el profesor de Antropología Social y creador del Observatorio Permanente de la Inmigración de la Universitat Jaume I (Castellón), Andrés Piqueras, quien calificó 'comprensible' el llamamiento para que la mano de obra de obra regrese a Rumanía, pero consideró que será poco significativo 'mientras no se garanticen unas condiciones dignas en el mercado laboral rumano'.
En este sentido, el profesor de la Universitat Jaume I subrayó que 'pocos países en Europa han sufrido un cataclismo socio-económico como el experimentado en Rumanía con el cambio del modelo de sociedad' y abundó en que 'el proceso de destrucción se corresponde a un cataclismo bélico'. Por este motivo, insistió en que el retorno de la población rumana afincada en Castellón a su país de origen será en un 'porcentaje escaso' hasta que se garanticen unas condiciones mínimas de vida.
Piqueras auguró, sin embargo, que 'nuestro mercado migratorio se estabilizará como consecuencia de la caída de la burbuja inmobiliaria'. En este sentido, el impulsor del Observatorio Permanente de la Inmigración recordó que el crecimiento económico experimentado en los últimos años ha atraído 'mano de obra que se inserta en los nichos más vulnerables del mercado', por lo que 'en la actual coyuntura es difícil saber hacia dónde se irá'.
Respecto a la moratoria que se aplica a rumanos y búlgaros a la hora de acceder al mercado de trabajo, Piqueras no tuvo pelos en la lengua al afirmar que 'fortalece la tendencia hacia la irregularidad y la invisibilización de los inmigrantes' y, además, 'es un obstáculo a uno de los elementos de integración más básicos, el empleo'.
Sin embargo, este especialista en temas de identidad e inmigración descartó que se produzcan en Castellón episodios violentos como los que sacuden de forma periódica a los suburbios de París. 'No estamos en ese proceso porque la migración francesa es más antigua, y a los hijos y nietos se les sigue considerando como inmigrantes'.
Por último, consideró que la amenaza de Italia de expulsar a determinadas comunidades de rumanos 'implica un desafío a la propia construcción europea. No es sólo una cuestión más o menos racista, sino de privatización estatal de un territorio'.
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