Alemania encabezó ayer en el Consejo de Ministros de la UE a un grupo de países reticentes a la creación de una 'tarjeta azul' comunitaria para promover la inmigración de trabajadores altamente cualificados.
La sesión extraordinaria de ministros de Interior y Trabajo vio cómo, además de Alemania, también Austria, Holanda y la República Checa recalcaron que la inmigración legal es una competencia nacional y mostraron su recelo a que la UE entre en ese terreno, indicaron fuentes comunitarias tras la reunión.
Los ministros debatieron las últimas propuestas de la Comisión Europea para favorecer la inmigración legal y aumentar las sanciones contra el empleo ilegal de inmigrantes irregulares, que incluyen la 'tarjeta azul' y una 'ventanilla única' para que los recién llegados puedan solicitar de una sola vez un permiso de residencia y trabajo válido para toda la UE.
El comisario europeo de Justicia y Seguridad, Franco Frattini, se esforzó tras la reunión en intentar calmar las reticencias, al insistir en que la propuesta no intenta fijar cuántos inmigrantes debe ser admitidos en cada país.
Frattini recalcó que no cree que Alemania se oponga al principio de que, si se considera que los inmigrantes altamente cualificados son necesarios, las normas comunes europeas son necesarias.
Por ello, dijo que seguirá trabajando en este asunto 'hasta que no haya objeciones' entre los países de la UE, e insistió en que Bruselas no va a establecer nunca cuántos ingenieros entran en suelo alemán o austríaco.
Frattini añadió que en la reunión hubo un 'amplio apoyo' a la importancia de atraer a la Unión Europea mano de obra cualificada, con una insistencia especial en evitar la 'fuga de cerebros' de los países en desarrollo.
El comisario de Empleo, Vladimir Spidla, recalcó que la reunión reconoció que en la Unión Europea 'hay penuria de mano de obra' en algunos sectores y tipos de cualificaciones, por lo que la inmigración puede ser algo positivo 'si se controla bien'.
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