Varios sindicatos han decidido tensar la cuerda en las negociaciones sobre la aplicación de la reforma de los regímenes especiales de pensiones, con la convocatoria de una huelga de un día el miércoles en los transportes metropolitanos de París (RATP) y otra igual de un día el jueves en los ferrocarriles (SNCF).
La Confederación General del Trabajo (CGT), principal sindicato en la RATP y en la SNCF, anunció ayer que ha convocado un paro de 24 horas en los ferrocarriles para el jueves, al igual que lo había hecho en el transporte metropolitano de París para el miércoles.
También se supo ayer que la Confederación General de Directivos (CFE-CGC) ha presentado por su parte otra convocatoria de huelga de un día en la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) para el jueves.
La SNCF precisó que la huelga se iniciará de hecho el miércoles a las 20.00 locales (19.00 GMT) y acabará el jueves a las 20.00 (19.00 GMT).
La CGT justificó esa convocatoria y la fecha elegida porque 'no se puede aplazar' la protesta, dados los plazos tan breves para la negociación, que deben finalizar este mismo mes, y dada la proximidad de las fiestas navideñas.
El sindicato mayoritario en las dos grandes empresas de transporte público del país precisó que no habrá ninguna reunión de concertación de las centrales sindicales de aquí a los paros de esta semana.
Dos sindicatos más radicales, Fuerza Obrera (FO) y SUD Rail, eran favorables a organizar una huelga de carácter indefinido, mientras que la organización más reformista, la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), se decantaba por no forzar un paro antes de la última sesión de negociaciones con las empresas el próximo día 18.
Los sindicatos mayoritarios habían decidido a finales de noviembre 'suspender' las huelgas en los transportes contra la reforma de los regímenes especiales de pensiones y participar en las mesas de negociaciones en las empresas, pero advirtiendo de que reanudarían las protestas sin se consideraban defraudados.
Alrededor de medio millón de trabajadores cotizan en Francia a los regímenes especiales de pensiones (de los que cobran un millón de pensionistas), esencialmente en la SNCF, la RATP, las compañías estatales de energía EDF y GDF, así como los secretarios de notaría.
El Gobierno francés se ha mostrado firme en los tres puntos básicos de su reforma de esos regímenes: el principal el aumento del periodo de cotización que da derecho a una pensión completa de los 37,5 años actuales a 40 para equipararse a los asalariados del sector privado y a los funcionarios.
Los otros dos puntos son que las pensiones evolucionarán al ritmo de la inflación, y no al de los salarios de las empresas concernidas, y que habrá penalizaciones para los que se jubilen por anticipado.
Los sindicatos quieren compensaciones a la pérdida de privilegios en su sistema de pensiones, por ejemplo mediante subidas salariales, o con facilidades para el cambio de puesto dentro de la empresa.
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