Pero tanto en ellos como entre los almerienses todavía no prende ese espíritu 'aventurero' que supone, por aquello del riesgo, la creación de su propio negocio. Según un estudio elaborado por la Escuela Superior de Gestión Comercial (ESIC) para la revista 'Andalucía Económica', casi la mitad de los universitarios de Almería, exactamente el 47 por ciento, aspiran a ser funcionarios, un estatus que garantiza gran estabilidad laboral y buena calidad de vida pese a que las retribuciones, en la mayor parte de los casos, son inferiores a las que se perciben en el sector privado.
Frente a esta proporción, algo superior a la que se registra en el resto de la comunidad autónoma (46,4 por ciento), encontramos un 31 por ciento que sí quiere montarse por su cuenta y poner en marcha esa idea que lleva tanto tiempo barruntando y en la que tiene depositadas todas sus esperanzas vitales y profesionales. Finalmente, con el 22 por ciento, aparecen todos aquellos que prefieren trabajar para terceros, una vía que, por otra parte, se convierte posteriormente en la principal salida para el conjunto de los licenciados y diplomados.
El corazón del sistema
Teniendo en cuenta que en una economía de mercado como la que vivimos las empresas son el corazón del sistema ¿cómo se puede valorar ese 31 por ciento de emprendedores?
Para José Luis Casado, uno de los autores del informe del ESIC, este porcentaje es poco positivo si observamos lo que sucede en otras regiones y otros países, como Noruega, donde los chavales ya cursan en el colegio y en el instituto asignaturas sobre la materia.
«En última instancia -agrega- estamos ante un problema vocacional y de educación, ya que sería injusto decir que no existe suficiente respaldo por parte de administraciones como el Estado o la propia Junta de Andalucía, que tienen importantes líneas de ayudas para todos los que deciden dar el paso e instalarse por sí solos». «Este desinterés es una cuestión generacional, en la que prima la ley del mínimo esfuerzo y en la que tienen mucho más tirón otra serie de valores que poco o nada tienen que ver con el esfuerzo».
José Luis Casado manifiesta, así, que el problema es que finalmente ese 31 por ciento de personas que aseguran sentirse atraídas por el mundo de la empresa, al final se queda en la mitad, que son los que pasan del dicho al hecho.
«Es más, de ese porcentaje son muy pocos los que llevan a cabo iniciativas que realmente sí generen trabajo y riqueza, ya que en la mayor parte de los casos lo que se busca es el autoempleo y poco más», afirma. Lejos quedan, apunta, ideas que implican la puesta en marcha de empresas que terminan con numerosos empleados y responsabilidades mayores de negocio o de viajes y salidas al extranjero. Respecto a qué campos son los que más seducen a los que han pensado labrarse un futuro en solitario, a nivel de la comunidad andaluza prevalecen sobre todo los que quieren dedicarse a la fabricación de productos de gran consumo (38 por ciento), seguidos de los de nuevas tecnologías (33 por ciento), consultoría (11 por ciento), agricultura (5 por ciento) y química (5 por ciento).
En muchos casos, la única apuesta que se realiza es la de querer de montar su propio despacho de abogados -en aquellos casos en los que se habla de estudios de Derecho- o un gabinete para los que se han dedicado a los estudios de Psicología pero sin ir más lejos, reconoce el informe.
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