El conflicto por los dos días de descanso semanal de los conductores de autobús de Barcelona seguirá en el nuevo año. Medio millar de trabajadores ratificaron el lunes en una asamblea celebrada en plena plaza de la Universitat los paros previstos para el 2, 3 y 4 de enero. Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) convocó esa misma mañana a todos los sindicatos del comité de empresa a una reunión, pero mantuvo la condición de anular antes la convocatoria. Con la situación bloqueada, los conductores se manifestaron hasta el ayuntamiento donde entregaron una carta pidiendo la mediación del alcalde Jordi Hereu. Este se ratificó en que "es imposible" negociar hasta que no se normalice la situación.
El cuarto y último día de la primera parte de la huelga, la empresa denunció tres nuevos actos vandálicos contra vehículos con lo que se elevaron a 81 los destrozos en cristales, retrovisores y neumáticos denunciados por TMB a los Mossos, con daños valorados en 17.000 euros. La empresa endureció su postura ante estas acciones violentas y el boicot de los piquetes a la salida de los vehículos de servicios mínimos de las cocheras y anunció la apertura de expedientes disciplinarios individuales a 12 empleados.
SERVICIOS MÍNIMOS
Los servicios mínimos se cumplieron el lunes como en los días anteriores e igual que entonces, se registraron notables retrasos en el inicio de las rutas fijadas por la Generalitat a causa de los piquetes que subían a los autobuses a comprobar de forma prolija su conformidad. TMB denunció estas maniobras obstruccionistas que el sindicato CGT justificó por supuestos "engaños" para hacer trabajar a conductores que no debían hacerlo.
La manifestación desde la Gran Via hasta la plaza de Sant Jaume se realizó con normalidad y en un ambiente festivo aunque acompañada de un importante dispositivo policial, helicóptero incluido. Música de rock radical y proclamas libertarias acompañaron durante todo el recorrido al medio millar de conductores que llevaban pancartas reclamando los dos días de descanso a la semana y que gritaban consignas siempre con el número dos como protagonista. Un ayuntamiento literalmente rodeado por efectivos de la Guardia Urbana y una decena de furgonetas de los Mossos y una ambulancia aparcados en las calles de Ferran y de Sant Honorat recibieron a los huelguistas.
Tres representantes entraron en el edificio y entregaron una carta dirigida al alcalde en la que tras reiterar que "solo descansan cinco días al mes" pedían su mediación "para hallar una solución antes de los próximos paros". A esa hora, sin embargo, las 14.15 horas, Hereu ya se había pronunciado en contra de ejercer ese papel y de mantener contactos bajo presión. El alcalde afirmó que los sindicatos convocantes, CGT y ACTUB, están "en un callejón sin salida" y apeló a su "responsabilidad" para anular los nuevos paros.
CONVENIO VIGENTE
El presidente del comité de empresa, Saturnino Mercader (CGT), dijo que los cuatro días de huelga "habían sido un éxito" y acusó a TMB de sabotear su reivindicación presentándoles como unos "salvajes". Añadió que el 4 de enero, si no hay novedades, se decidirá cómo seguirán las movilizaciones.
TMB reiteró en un comunicado que en la reunión que ofrece al comité de empresa para este viernes, condicionada a que no haya más paros, "en ningún caso" se negociarán los dos días de descanso a la semana que reclaman. La empresa insiste en que el sistema pactado en el convenio vigente hasta final del 2008 ya permite, con carácter voluntario, hacer hasta 1,9 días de media de fiesta, excluyendo las vacaciones.
Los comentarios están cerrados.